Baile.-
Luisa Palacio
Guitarra.-
Jesús Rodríguez
Cante.-
Manuel Romero y Ana Gómez
Luisa Palacio es tres mujeres en este potente espectáculo de arte a flor de piel.
La primera, vestida de oro pálido, de amarillo apagado, es una mujer lorquiana, un ser que sufre en silencio, una luz a la que no se permite brillar, el temor, el amor no correspondido o callado. Esa mujer andaluza o más bien su corazón desconocido, su alma cubierta de dolor.
Se le pide alegría, y esa alegría aparece con la mujer segunda. con un vestido blanco de flores, mantón y abanico, con movimiento que, con el aire, crea flores extrañas. Es un alegría única, extraña y plena, porque tiene dentro un fondo de tristeza, la de la mujer primera que sigue escondida en sus ojos y en sus manos.
La tercera aparece vestida de rojo. Con una bata de cola que la convierte en la mujer sirena. Un personaje mitológico, único, pero no construido de leyendas sino sangre y corazón, de dolor, de la memoria de tantas y tantas mujeres, de tantos recuerdos, heridas, huellas y cicatrices.
Esas tres mujeres, esa mujer, no está sola en Mía.
La guitarra de Jesús Rodriguez es como artesanía musical descargando notas que parecen nacer en ese momento de la nada.
Las voces de Manuel Romero y Ana Gómez son lamento pero también fiesta, fiesta con alma y sentimiento.
Entre los cuatro nos invitan a un espectáculo hermoso y grande. Lleno de vida, de arte, de poesía.
Una vez más, Flamenco Real vuelve a ser una experiencia única.
Que apuesta por la verdad y la belleza.
Público
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