FLAMENCO REAL: RECITAL de Marco Flores

Teatro Real- Madrid
Ciclo Flamenco Real
Baile.-
Marco Flores
Guitarra.-
Jesús Núñez
Cante.-
Mercedes Cortés

Una experiencia fantástica.
Teatro Real, uno de los edificios más emblemáticos para el arte.
Se abre, desde el género lírico y la música clásica, a la sangre desgarrada del flamenco, la fuerza, el alma.
Flamenco Real es una propuesta redonda, una noche que comienza en uno de los salones, con una copa de vino esperando a que se abra el tablao.
Allí primero una guitarra. Sola. Primorosa, delicada, como la artesanía de la música.
Luego llega la voz, el lamento. Mercedes Cortés.
Todo a la espera de Marco Flores. Un hombre que es capaz de derrumbar el escenario, de machacarlo bajo sus tacones al tiempo que lo eleva con las manos.
Hay dos aspectos que me parecen singulares en la interpretación de este genio:
Por un lado, su narrativa. Es íntima, desde dentro. Nos cuenta desde el alma. Y esos movimientos, siempre acompañados de gestos faciales, de miradas, tienen siempre un punto infantil, ingenuo. Es un baile que bebe de los cuentos.
Además, aunque es imposible sustraerse de la percusión de esos tacones, a ese movimiento que nos incorpora, que nos regala fiebre, no puedo olvidar sus manos, esos movimientos flexibles, como alas. Las manos y los brazos de Marco Flores parecen hechos de agua.
Que belleza, que forma de entrarnos dentro y regalarnos un espectáculo vital, lleno de arte, de amor y furia.
El bailaor, no baila la música y el cante, dialoga con ellos. Lo hace en una conversación ágil, simpática y sentida, cercana. Con ello se conjuga un espectáculo redondo, perfectamente empastado. Cómodo.
Que grande es este arte que siempre se gesta en la camaradería, en el gesto de amistad y admiración.
Flamenco Real está en un escenario único. Si único consigue también hacerla el artista, redondo.
Flores, gracias, lo consigue.
Soy consciente de haber vivido una experiencia única, como todo lo que desarrolla ante nuestros ojos.
Pequeño milagro donde el arte puede permitirse la espontaneidad, y regalar así experiencias irrepetibles.

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