CINE: THE MOUNTAIN de Rick Alverson

USA 2018
Tye Sheridan. Jeff Goldblum. Hanna Gross. Denis Lavant. Udo Kier. Danielle Smith. Amy Stiller. Eleonare Hendricks. Alyssa Bressnahan. Scott Matheny
Disponible en Filmin

The Mountain podría considerarse de base una película histórica: en los felices 50, América descubre la lobotomía como una forma de frenar incongruencias sociales como la histeria o la locura más agresiva.
Un doctor con pocos escrúpulos, emprende, junto con un joven ayudante que hará de fotógrafo de sus logros, un viaje por diferentes hospitales, aplicando esta técnica en múltiples pacientes.
Su actitud no es más profunda que la de un viajante de comercio vendiendo un producto cualquiera.
El joven, un huérfano casi autista con carencias afectivas y el sueño recurrente de una madre perdida, irá poco a poco descubriendo un magma denso y complejo debajo de estas actividades, de su aceptación y de sus consecuencias en el alma de las personas afectadas.
Hay una lectura clara, no diría que fácil, como metáfora de una sociedad, que lobotomiza y anula la diferencia inocente, aquella que se manifiesta con ciertos grados de desesperación y desconcierto, mientras admite otra violencia mucho más inteligente pero también más dolorosa y peligrosa.
El sacrificio de los inocentes en aras a un reflejo limpio del orden social.
Es fácil situarla como una metáfora de una época de ceguera colectiva, de actitud acomodaticia, de reacción ante lo diferente.
Pero además, y sobre todo, The Mountain es un exquisito y magnético ejercicio de cine, que va mucho más allá de la crónica.
Su director bebe de fuentes muy claras y muy autóctonas.
Su road movie ( género netamente americano ), está lleno de personajes que remiten a la literatura de Faulkner, a la complejidad de sus inquietudes y a la miserabilidad de sus sentimientos más escondidos.
También encontramos referencias al cine de terror psicológico en algunos momentos. Y podría ser incluso un cuento sobre la pérdida y la búsqueda.
La caligrafía de planos encuadrados, vacíos, simétricos, puede parecer más cercana a un tipo de cine europeo, pero los escenarios son típìcamente americanos, de esa América gris que pocas veces ocupaba espacio en la narrativa cinematográfica.
Está claro que para disfrutar ( y es un verbo que me cuesta utilizar ante una obra tan árida ) The Mountain, es necesario entrar en ella de cabeza, dejarse hipnotizar
Pero lo que para mi convierte en muy especial esta película es la relación que el director establece con el espectador
Es necesario llenar los silencios, entender las miradas, convertirlas en respuestas, observar sis prejuicios y rellenar los oscuros frente a un trabajo de dirección que se focaliza en lo esencial.
Pero Alverson también nos provoca. Otra forma de relacción.
Especialmente destacable, en este aspecto, es la escena cumbre de Denis Lavant, tan desconcertante y provocadora dentro del tono general, que me produce una gran incomodidad. Entiendo en el conjunto que esa incomodidad es parte de mi relación con la obra. Otra forma de sacudirme. De impedir la indiferencia.
Hay momentos de la cinta, de una delicadeza absoluta, que me arañan el corazón. Las lecturas que posibilita, son infinitas, de todos y de cada uno, de gestos de comportamientos y palabras. Desde ese punto de vista, es una película inmensa, llena de contenido emocional.
Posiblemente pueda decir que The Mountain es una de las películas más tristes que nunca se han filmado. O la historia de amor más desesperada.
También de las más coherentes, arriesgadas, honestas. y extrañamente hermosas, con una desoladora poesía.
Termino con una reflexión sobre la distribución. Está claro,  y lo llevo diciendo desde el año pasado, que el modelo ha cambiado. Antes consideraba casi una traición ver películas en otros formatos que no fuesen una sala de cine. Cuando, ante la avalancha de estrenos, tenemos la suerte de contar con plataformas como Filmin para darnos la opción de ver una joya como esta, a cambio de que en un cine no duraría ni dos días, hay que asumir que lo importante es la obra.
Nuevos tiempos.
Bueno que en los nuevos tiempos sigan existiendo directores capaces de rodar películas que también son radicalmente nuevas sin la necesidad de demostrarlo.
Esa última escena de The Mountain....abre un mundo.
Me deja con muchas cosas que contar. Infinitas.

Público   

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