EL ÚLTIMO VIAJE DEL REPLICANTE

No puedo olvidar su rostro, su mirada, llenando la inmensa pantalla del Cine Avenida en la Gran Vía de Madrid.
Le perdonaba la vida a Harrison Ford con la generosidad de la sabiduría.
Sabíamos que lo que decía era cierto, que había visto naves estallar en la Galaxia de Orion, que había visitado la Puerta de Tanhausser....
Era único.
Debería darnos miedo y, sin embargo, empalizábamos con él.
El Replicante.
Unos años después, se enamoró, como todos entonces, de Michelle Pfeiffer, su Lady Halcón.
Años después, Rutger Haver fue El Santo Bebedor en la cinta de Olmi.
Caminamos con él por las calles tranquilas, sabiendo que también su santidad tenía mucho de sabiduría.
Era un muy buen actor y estuvo en muchas películas. Algunas buenas y otras malas.
Personalmente creo que pocas de las posteriores a esas tres estuvieron a su altura.
Pero siempre lo recordaré, como parte de mi propia mitología, mirándonos con sus enormes ojos, segundos antes de dejar que la paloma abriese las alas al tiempo que el nos abandonaba.
Hoy se ha ido.
Pero los buenos actores nunca se van del todo.
Seguro que te abrirán la Puerta de Tanhauser. La de mi memoria la tienes abierta para siempre.

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