TEATRO: JAURÍA de Jordi Casanovas

Director.-
Miguel del Arco
Intérpretes.-
María Hervas. Fran Cantos. Alex García. Ignacio Mateos. Martiño Rivas. Raúl Prieto

En Julio de 2016, en los San Fermines, en Pamplona, se denuncia una violación múltiple a una chica de dieciocho años.
El grupo de agresores, pertenecen a una pandilla que se autodenomina la Manada.
En una sociedad especialmente sensibilizada con la violencia de género, pronto todo lo que rodea el caso se convierte en un asunto de importancia capital, llegando a generar manifestaciones multitudinarias y un nivel de condena colectiva antes desconocido.
Sin embargo, los testimonios parecen arrojar dudas sobre el nivel de responsabilidad de las partes implicadas. Tampoco la sentencia final satisface a la opinión pública.
El Teatro Documento es un género que pretende trasladar a un escenario información precisa y rigurosa sobre hechos ocurridos en los que existe la necesidad de análisis por parte del público.
Sin duda implica una posición de compromiso.
Me resulta difícil hacer una valoración de los hechos. Además no es lo que pretendo en este blog. 
Ni me siento capaz.
La principal conclusión que saco es lo injusto que es juzgar, y lo necesario.
Jordi Casanovas recoge los textos de las declaraciones judiciales y los ordena dándole una estructura dramática.
Miguel del Arco lo pone en pie con una dirección efectiva y transparente.
El objetivo es representar la verdad y ofrecer material de juicio y reflexión. Por ello, el único punto que me hace dudar es la actitud de los abogados de la defensa. Por innecesaria y porque parece el único tramo donde el director toma posiciones y abandona su neutralidad.
El hecho es terrible.
Es un suceso de los que denigran una sociedad y deben de llevarnos a pensar que todos somos culpables. A partir de ahí, cada uno puede hacer o debe de hacer sus lecturas.
Creo que lo que convierte esta representación en verdaderamente epidérmica y pone su nivel de horror en donde debe de estar es, en gran parte, la interpretación.
María Hervás nos rompe el alma. Es un ser destrozado, frágil, moribundo. No hablo de matices, porque lo que hay en sus palabras, en sus gestos, es verdad. Sufrimos con ella. Podemos no compartir su comportamiento pero no dudamos de que sea una víctima. Cuando dice "sólo tengo veinte años", la siento como si fuese mi hija.
Los cinco hombres, las bestias, son un conjunto perfecto. Tanto en su acento andaluz y su primitivismo como en su parte más "utilitaria" de juristas. Podrían analizarse individualmente. Cada uno hace una creación redonda y es impresionante como encajan.
Jauría es una experiencia brutal. Entiendo el abrazo final entre todos los intérpretes y me da un poco de aire.
También entiendo al público en pie. Yo entre ellos.
Otro triunfo de Miguel del Arco y, sobre todo, otro triunfo de los Kamikaze, un grupo al que todos los amantes del teatro deberemos estar eternamente agradecidos.

Público       
 

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