OPERA: FALSTAFF de Giuseppe Verdi

Director de escena.-
Laurent Pelly
Director musical.-
Daniele Rustioni
Intérpretes.-
Roberto de Candia. Joel Prieto. Christophe Mortagne. Rebecca Evans. Simone Piazzola. Ruth Iniesta. Mikeldi Atxalandabasso. Daniella Barcellona. Maite Beaumont.

Gracias a la política de ensayo general con público, tengo la oportunidad de asistir al pase previo de Falstaff y adelantarme al estreno oficial en el Teatro Real de Madrid.
Realizo por lo tanto este comentario sin ningún tipo de contaminación con respecto a la lectura de críticas de expertos u otros comentarios.
No sé lo que se escribirá sobre ella a partir de mañana, lo que sí se es cual ha sido mi percepción: totalmente gozosa.
Por un lado, aclarar que desconocía la obra, su música. No sólo nunca la había visto/ escuchado, sino que tampoco estaba familiarizado con arias o coros, como ocurre en otros casos. Me ha entusiasmado. Está llena de virtuosismo, de alegría, de juventud. Sorprende que sea, creo, una de las últimas piezas del compositor. Sobre todo es frescura.. brillante, y con contenido y lucimiento para todos, ya sea de forma individual, ya sea en complejas interrelaciones.
El libreto está basado una vez más en Shakespeare, en concreto en Las Alegres Comadres de Windsor, una obra que, al parecer, escribió el dramaturgo ante el deseo de la Reina Isabel de ver al personaje de Falstaff enamorado.
Todo ocurre por lo tanto alrededor del gordo truhan y de la inmensa broma con la que varias mujeres quieren hacerle pagar su osadía. Es ópera bufa, y así lo entiendo a la perfección el director de escena.
Su Falstaff es pura insolencia y grasa, reconvertido a la época actual. Pues bien,. con lo cuestionables que son muchas veces esas adaptaciones aquí funciona a la perfección.
Creo que el éxito está en entender el factor entretenimiento. No existe un significado, un objetivo, una posición trascendente en ese cambio.
El bar donde recala nuestro protagonista y sus dos acólitos, es casi un bareto de tebeo donde podría habitar Maquinavaja.
A cambio, la morada de las damas, se integra en un elegante y atemporal artefacto con entrada, salidas y escaleras, perfecto para cualquier comedia de enredo. Y el acto final,tiene lugar en un bosque evocador, donde el artificio está claro, visible, transparente, lo que no afecta a su atractivo.
En general hay belleza y brillo donde tiene que haberlos.
El uso de los colores y, sobre todo, la coreografía con la que se mueve a los actores/ cantantes, remite a la farsa continuamente. Todos son cómplices en el objetivo de convertir sus personajes en marionetas humanas, que no pierden su corazón al tiempo que son un poco muñecos.
Entre ellos brilla nuestro gordo. Sé que hay dos repartos y no sé como será el otro protagonista. El de ayer es genial, descarado, fanfarrón. Es decir: perfecto.
Laurent Pelly consigue sacar a escena lo más divertido de la propuesta.
He disfrutado mucho.
Es muy positivo que en la ópera pueda uno reírse.
Recordar que la risa no sólo no reduce en importancia la cultura sino que multiplica su efecto.
Todo es burla¡. Pues bienvenida sea.

Público     

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