Luis Luque
Intérpretes.-
Carmelo Gómez. Ana Torrent
Teatro de texto.
En tiempos de vanguardia, de experimentación, de búsqueda, una obra como Todas las noches de un día puede parecer incluso anacrónica.
Dos personajes en un decorado único, delicado. Hablan, hablan, hablan, y en su conversación de va desenredando la madeja de otra forma.
Todo comienza en un misterio. Un hombre y una mujer. Ella posiblemente parte de sueño y de recuerdo. Sofisticada, lejana. Él, un hombre vulgar, honesto, visceral y perdido.
Se supone otra presencia. Así se complementa la narración con una tercera escucha, alguien que pide explicaciones y obliga a los protagonistas a darlas.
Está muy bien escrito.
Medido a la perfección entre el amor y la intriga. Hay poesía y cuidado.
Veo ecos del gran teatro de texto español, de Casona, de Gala, de aquellos que supieron jugar con diferentes niveles de realidad.
En una representación así, un director lo tiene que apostar todo a sus dos intérpretes, y lo tiene fácil si encuentra unos como estos.
Ana Torrent tiene la figura, la pose y el gesto de las divas del cine en blanco y negro. No está lejos por ejemplo la Gene Tierney de Laura, lo que convierte su personaje en alguien más evocador, otorgándole la distancia precisa. Conseguir fusionar esta referencia con la clara inspiración en Doña Rosita la soltera de Lorca es un acierto, perfectamente encajado. Está perfecta.
Carmelo Gómez me parece algo mayor para su personaje, y sin embargo, que magnífica interpretación nos regala. Más físico que nunca. Creo que más alejado de todos los personajes que le he visto hasta ahora. Y una verdadera creación en voz y gesto, en movimiento y expresión. Sin duda es uno de los grandes. No me alegro de que haya decidido abandonar el cine, pero si eso supone su retorno al teatro, estamos de suerte.
Todas las noches de un día es pequeña y, ya lo he dicho, delicada.
Es teatro, teatro, teatro. "Del de siempre".
Una hermosa propuesta.
Público
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