Salamandra
240 páginas
También disponible en ebook
No es la primera vez que un escritor elige la mirada de un niño para narrar de forma diferente los estragos de una época.
Hay un claro referente, además, de alguna manera claramente emparentado históricamente, en El niño del pijama de rayas.
El vendedor de tabaco utiliza esta línea narrativa: vincular la madurez con el descubrimiento, descubrimiento de su propia madurez ( interno ) paralelo al descubrimiento de lo que esconde la sociedad ( externo ).
El joven Franz vive con su madre en un pueblo austriaco. Circunstancias externas, hacen que ella se decida a enviarlo a trabajar a Viena con un antiguo amigo, un estanquero cojo. El muchacho descubrirá una ciudad totalmente diferente, descubrirá una anacrónica amistad con un viejo profesor, nada menos que Sigmund Freud, y tendrá que enfrentarse a acontecimientos que se dirigen al terrible holocausto que todos conocemos.
Seethaler abre un poco el foco. Franz no es el único núcleo de la narración, que en ocasiones parte de otros personajes. Lo que la enriquece. El conjunto es un caleidoscopio con el que podemos formar un cuadro sutil sobre los previos de la invasión alemana.
Posiblemente pueda echarse de menos cierta línea narrativa más sólida. Cierta tensión. Pero a cambio, la novela está escrita con sensibilidad y delicadeza.
El vendedor de tabaco tiene una base de cuento, pero de cuento tristes, uno de esos cuentos que se convierten en realidad, que no consiguen que la moraleja se quede en una lección, o exigen un importante sacrificio para aprenderla.
A veces esta es una forma de revisitar la historia. De contarla.
Ahora sólo hay que conseguir que la lean muchos jóvenes y que esto no vuelva a ocurrir. Parecía tan lejos.....
Público
240 páginas
También disponible en ebook
No es la primera vez que un escritor elige la mirada de un niño para narrar de forma diferente los estragos de una época.
Hay un claro referente, además, de alguna manera claramente emparentado históricamente, en El niño del pijama de rayas.
El vendedor de tabaco utiliza esta línea narrativa: vincular la madurez con el descubrimiento, descubrimiento de su propia madurez ( interno ) paralelo al descubrimiento de lo que esconde la sociedad ( externo ).
El joven Franz vive con su madre en un pueblo austriaco. Circunstancias externas, hacen que ella se decida a enviarlo a trabajar a Viena con un antiguo amigo, un estanquero cojo. El muchacho descubrirá una ciudad totalmente diferente, descubrirá una anacrónica amistad con un viejo profesor, nada menos que Sigmund Freud, y tendrá que enfrentarse a acontecimientos que se dirigen al terrible holocausto que todos conocemos.
Seethaler abre un poco el foco. Franz no es el único núcleo de la narración, que en ocasiones parte de otros personajes. Lo que la enriquece. El conjunto es un caleidoscopio con el que podemos formar un cuadro sutil sobre los previos de la invasión alemana.
Posiblemente pueda echarse de menos cierta línea narrativa más sólida. Cierta tensión. Pero a cambio, la novela está escrita con sensibilidad y delicadeza.
El vendedor de tabaco tiene una base de cuento, pero de cuento tristes, uno de esos cuentos que se convierten en realidad, que no consiguen que la moraleja se quede en una lección, o exigen un importante sacrificio para aprenderla.
A veces esta es una forma de revisitar la historia. De contarla.
Ahora sólo hay que conseguir que la lean muchos jóvenes y que esto no vuelva a ocurrir. Parecía tan lejos.....
Público
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