ITV
Director.-
Nick Murphy
Intérpretes.-
James Nessbit. Genieve O'Reilly. Laura Pyper. Glen Wallace.Stuart Graham. Kathleen Kingsley. Pactrick Buchanan. Nina Woods. Murray Speers.
Duración.-
4 capítulos
45' c.u.
Disponible en Movistar
Hay varias cosas que, como punto de partida, me gustan en The Secret.
En primer lugar, dentro del género negro, tengo predilección por lo que podría llamarse el noir cotidiano, es decir, esas historias que ocurren entre gente corriente que de pronto se convierten en delincuentes.
Avanzando más, me causa especial interés lo que el ser humano puede guardar en la mochila, es decir, esas personas que sobreviven en su día habiendo cometido nada menos que un crimen.
The Secret se basa en un hecho real ocurrido en Irlanda entre los años ochenta y la primera década de este siglo. Una pareja de amantes decidió asesinar a sus respectivos cónyuges y lo llevó a cabo. Si bien, la historia de pareja entre ellos dos no tuvo luego la continuidad esperada, la vida de ambos continuó desarrollándose con aparente normalidad, en lo que se refiere a su proyección pública.
El ambiente es el de una Irlanda sumida en un fervor religioso que roza la superstición, con su fisicidad agresiva y una exposición casi pornográfica. Una Irlanda de lento desarrollo y de núcleos familiares en apariencia sólidos pero desgastados.
Contemplar a estos personajes, muy bien interpretados, produce el vértigo de pensar como puede transitarse por la locura cuando somos nosotros la única medida de nuestros actos. Como cualquier moral puede adaptarse de una forma arbitraria a nuestras propias circunstancias.
Al margen de que la historia terminó con ambos en la cárcel, es fascinante ver que en muchas ocasiones el crimen perfecto puede estar totalmente exento de profesionalidad.
The Secret es dura y sólida.
Uno de sus principales logros es su estructura, perfectamente diferenciada en cuatro capítulos, así como su asunción de toda ausencia de glamour. Y es que la serie se mueve en un realismo casi de crónica, apoyado por una ambientación y un tono estético que refuerza la grisura de ciertas existencias.
No hay efectismos, ni siquiera hay juicios morales. Es una traslación casi perfecta.
Y por ello, terrible.
Público
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