Seix Barral
500 páginas
También disponible en ebook.
Fernández Mallo es un escritor con voz propia, o mejor, con una voz única.
Su literatura, tomando piezas y referencias de muchas otras obras, en un cultismo nada pedante, no se parece a ninguna en su conjunto.
Es un narrador de historias, sin duda, también es un creador de imágenes, si podemos asimilar el concepto de imagen intelectual, de cuadro que no tiene un contenido estético sino conceptual.
No quiero perderme al comentar esta obra con la que tanto he disfrutado, y voy a intentar poner un poco de orden en mis ideas.
Trilogía de la Guerra es, eso es cierto, una trilogía. Y puede decirse que el eco de las guerras es un punto común en las tres entregas.
La primera, la más intensa y larga, hace referencia a la Guerra Civil Española, desde los restos existentes en el paisaje de una pequeña isla que fue cárcel. La isla de San Simón, en las costas gallegas.
La segunda, la habita el cuarto astronauta del primer viaje a la luna. Personaje al que hasta ahora desconocíamos y que , en su pasado, ha luchado en Vietnam ( la guerra de esta segunda parte ). Se desarrolla en EEUU, en diferentes estados y ciudades y muy pegada al American Way of Life.
Se cierra el libro con la tercera parte. Aquí una mujer emprende un viaje a pie por la costa francesa para llegar a las playas en las que se produjo el desembarco de Normandía.
Cada uno de estos capítulos, por lo tanto, se constituye de alguna manera alrededor de una batalla, pero nunca en la batalla misma, sino siempre desde el recuerdo.
He tardado en entender porqué me gusta tanto la prosa de Fernández Mallo a pesar de su complejidad aparente, y creo que es porque es esa complejidad la que he desechado, convirtiendo en un regalo la lectura del libro.
Vamos a ver si consigo explicarlo:
Creo que realmente, este libro no se lee, o no sólo se lee. No es una acción exterior la que se ejerce. Esta obra se habita. Entras en ella, con unas guías iniciales que parecen facilitártelo al principio, luego dependerá de tu tolerancia y tus ganas de recibir, porque la propuesta está plagada de historias, de esbozos, de cuentos, de personajes.... como forma de atarlos a un todo que lo sostenga, Fernández Mallo, a modo de migas de pan, nos va dejando referencias que nos alumbran cuando creemos que nos hemos ido del camino y estamos en terreno desconocido, pueden ser galletas con forma de perro embarazado. rocas de playa con vetas rojizas, cuadros de Las Meninas.... .
Me cuesta definir al autor como surrealista. Hay demasiadas escenas , demasiado contenido tan reconocible que parece extraído de una película de género, de una novela, de un reportaje... lo que distingue es por un lado la acumulación en apariencia desordenada ( aunque personalmente considero que bajo la dispersión hay un perfecto andamiaje ) , por otro la mirada ( cuestionarse aspectos que se han dado por hecho o que serían subvertir la lógica y la realidad ) y finalmente, la libertad absoluta, la que cualquiera puede tener ante una hoja en blanco.
El resultado es, no sé como decirlo, como un catálogo plural y salvaje del mundo, el ser humano y la existencia.
Hablaba al comienzo de la voz propia del autor. Y cierro con la sensación de que el autor es casi su obra, que está presente, muy presente, y que establece con su lector una relación casi personal , la actividad de escribir frente a la actividad de leer, ambas gozosas, ambas compartiendo tiempos, y él, creador de la causa, consiguiendo que esas páginas sean capaces de apasionar, de alcanzar esa tensión instantánea, párrafo a párrafo, cara a cara.
Literatura como experiencia.
Difícil desarrollar esa idea que no termino de ser capaz de asir.
En cualquier caso, Trilogía de la Guerra como una obra brillante, única, como una inmersión de la que salimos empapados de palabras.
500 páginas
También disponible en ebook.
Fernández Mallo es un escritor con voz propia, o mejor, con una voz única.
Su literatura, tomando piezas y referencias de muchas otras obras, en un cultismo nada pedante, no se parece a ninguna en su conjunto.
Es un narrador de historias, sin duda, también es un creador de imágenes, si podemos asimilar el concepto de imagen intelectual, de cuadro que no tiene un contenido estético sino conceptual.
No quiero perderme al comentar esta obra con la que tanto he disfrutado, y voy a intentar poner un poco de orden en mis ideas.
Trilogía de la Guerra es, eso es cierto, una trilogía. Y puede decirse que el eco de las guerras es un punto común en las tres entregas.
La primera, la más intensa y larga, hace referencia a la Guerra Civil Española, desde los restos existentes en el paisaje de una pequeña isla que fue cárcel. La isla de San Simón, en las costas gallegas.
La segunda, la habita el cuarto astronauta del primer viaje a la luna. Personaje al que hasta ahora desconocíamos y que , en su pasado, ha luchado en Vietnam ( la guerra de esta segunda parte ). Se desarrolla en EEUU, en diferentes estados y ciudades y muy pegada al American Way of Life.
Se cierra el libro con la tercera parte. Aquí una mujer emprende un viaje a pie por la costa francesa para llegar a las playas en las que se produjo el desembarco de Normandía.
Cada uno de estos capítulos, por lo tanto, se constituye de alguna manera alrededor de una batalla, pero nunca en la batalla misma, sino siempre desde el recuerdo.
He tardado en entender porqué me gusta tanto la prosa de Fernández Mallo a pesar de su complejidad aparente, y creo que es porque es esa complejidad la que he desechado, convirtiendo en un regalo la lectura del libro.
Vamos a ver si consigo explicarlo:
Creo que realmente, este libro no se lee, o no sólo se lee. No es una acción exterior la que se ejerce. Esta obra se habita. Entras en ella, con unas guías iniciales que parecen facilitártelo al principio, luego dependerá de tu tolerancia y tus ganas de recibir, porque la propuesta está plagada de historias, de esbozos, de cuentos, de personajes.... como forma de atarlos a un todo que lo sostenga, Fernández Mallo, a modo de migas de pan, nos va dejando referencias que nos alumbran cuando creemos que nos hemos ido del camino y estamos en terreno desconocido, pueden ser galletas con forma de perro embarazado. rocas de playa con vetas rojizas, cuadros de Las Meninas.... .
Me cuesta definir al autor como surrealista. Hay demasiadas escenas , demasiado contenido tan reconocible que parece extraído de una película de género, de una novela, de un reportaje... lo que distingue es por un lado la acumulación en apariencia desordenada ( aunque personalmente considero que bajo la dispersión hay un perfecto andamiaje ) , por otro la mirada ( cuestionarse aspectos que se han dado por hecho o que serían subvertir la lógica y la realidad ) y finalmente, la libertad absoluta, la que cualquiera puede tener ante una hoja en blanco.
El resultado es, no sé como decirlo, como un catálogo plural y salvaje del mundo, el ser humano y la existencia.
Hablaba al comienzo de la voz propia del autor. Y cierro con la sensación de que el autor es casi su obra, que está presente, muy presente, y que establece con su lector una relación casi personal , la actividad de escribir frente a la actividad de leer, ambas gozosas, ambas compartiendo tiempos, y él, creador de la causa, consiguiendo que esas páginas sean capaces de apasionar, de alcanzar esa tensión instantánea, párrafo a párrafo, cara a cara.
Literatura como experiencia.
Difícil desarrollar esa idea que no termino de ser capaz de asir.
En cualquier caso, Trilogía de la Guerra como una obra brillante, única, como una inmersión de la que salimos empapados de palabras.
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