Algaida
312 páginas
Quien no ha pensado alguna vez en cambiar radicalmente de vida.
Ante una existencia exigente, competitiva, necesitada de ser alimentada de forma continuada a base de estímulos en forma de éxito....
¿Quien no ha soñado con deja todo atrás, salirse de la rueda, prenderse a una vida sin esas obligaciones y con un lienzo en blanco, que podríamos pintar casi desde cero?.
Laura, la protagonista de esta novela de Milagros Frías , se encuentra, sin forzarlo, con esa posibilidad, y también casi sin que medie una decisión, se deja llevar por un camino improbable pero que se convierte en posible.
Tras una vida cosmopolita en diferentes países de Asia con una moral también sofisticada, el salto a vivir de prestado en un pequeño pueblo de Galicia parece, en el mejor de los casos, una pequeña odisea con el límite temporal de un capricho.
El desarrollo de esta aventura, sobre la que no quiero adelantar nada, es mucho más complejo de lo que podía preverse en un principio.
Sólo decir que en el mismo, hay dos aspectos que rompen, una vez más los tópicos.
Por un lado, el carácter paradisiaco que un entorno rural tiene siempre para los peces de ciudad, que diría Sabina. Y por otro, descubrir que la monotonía aparente, puede estar, y estará si sabemos mirar, trufada de pequeños detalles, de giros inesperados, que lo cotidiano no debe entenderse como sinónimo de pobreza o aburrimiento, que una vida en apariencia sencilla, podrá tener la riqueza de la de quienes descubren nuevos continentes o escalan montañas inaccesibles.
Uno de los aciertos, muchos hay aquí, de Milagros Frías, es trasladarnos esa segunda capa, la que no se ve pero tampoco se esconde, la que sencillamente obviamos por quedarnos en la superficie de, ya lo he citado antes, el tópico. En este sentido la autora se atreve a ir mucho más lejos de lo que podría encontrarse en una novela costumbrista, pero como he dicho más arriba, no quiero adelantar nada de la trama.
Con respecto a los referentes, puede sonar a conocido el del extraño que se interna en un territorio desconocido, nuevo aunque sin aparentes sorpresas, y que poco a poco irá descubriendo las profundidades. Sin embargo, Frías es capaz de convertirlo en una epopeya interior, en un viaje íntimo, con lo que renuncia a todo efectismo, casi a todo dramatismo, con la contrapartida de conseguir algo mucho más complejo, más ambicioso. Lo que verdaderamente tiene importancia no es lo que le ocurre a Laura sino como lo percibe y como podrá afectar a sus futuras decisiones.
Me encanta la prosa lenta, delicada, con la que se presenta el paisaje al tiempo que se funde con las figuras que lo habitan y con los sentimientos de la protagonista. Sobre todo, me encantan sus dudas, su necesidad de sentirse viva, de entender. Su sorpresa ante si misma, sus descubrimientos.
En este libro hay mucha literatura, mucha lectura detrás,mucho amor por contar historias y por transmitir al lector la ilusión de una aventura. Se ve en el cuidado de la prosa, en la técnica perfecta de las elipsis, en el equilibrio..
Pero verdaderamente, lo que más me gusta de En el corazón de la lluvia es su ambición, algo difícil de adivinar a primera vista. Porque esta novela, no se centra en un hecho concreto, o en una o varias situaciones, en un tramo del camino... En el corazón de la lluvia es una novela que se va abriendo a la vida, desde su inicio a esas últimas páginas tan hermosas en las que se acepta el desconcierto como parte de la belleza.
Como todos deberíamos hacer para seguir disfrutando de la existencia.
Algo que debería de venir siempre acompañado de libros, y a ser posible, de libros como este, escritos por alguien que sabe amarlos.
Público
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