NOVELA: EL DÍA QUE SE PERDIÓ LA CORDURA de Javier Castillo

Suma
456 páginas
También disponible en ebook

Mi interés en este libro era especialmente por su posición de fenómeno editorial.
Antes de mi valoración quiero dejar claro que, a mi admiración por cualquiera que es capaz de generar una novela completa, se suma la que tengo por quien tiene el valor de lanzarse a la autoedición y consigue convertirlo en un best seller.
Enhorabuena pues a Javier Castillo.
Las primeras páginas son impactantes.
Se extiende a los primeros capítulos. Es imposible no engancharse a este thriller brutal y que se nos cuenta en breves capítulos que tienen la contundencia de disparos.
Un hombre aparece en la calle desnudo, manchado de sangre y con una cabeza de mujer en sus manos.
El psiquiatra que se encarga del caso y la agente del FBI pronto se ven emocionalmente envueltos en una historia que no entienden.
El pasado de una familia americana feliz parece formar parte del enigma.....
En esa primera parte, El día que se perdió la cordura es una de esas propuestas que nos atrapan, entre otras cosas porque somos incapaces de imaginar como terminará.
El problema es ese.
Y es que lamento decir que, en mi opinión, el desarrollo de la trama no está a la altura. Se embarulla, deja piezas sin explicar y que por lo tanto parecen caprichosas, no llega al fondo, hay alguna trampa para el lector....
Pero lo que me resulta más molesto, lo siento, es que una vez más, otro autor se una a la tendencia que creo Stieg Larrson en su trilogía ( los hombres que no amaban a las mujeres ), y es convertir las novelas en series.
No.
Vale crear continuidades pero la historia central debe terminar totalmente en el libro. Aquí, como en otras ocasiones, no ocurre. Y en ese sentido, me siento engañado.
Estoy seguro de que Javier Castillo no necesita mis comentarios. Su éxito, del que me alegro, es suficiente. Pero sería bueno que aprovechase lo bueno que tiene en su desbordante imaginación, para crear narraciones seguramente menos ambiciosas, más reflexionadas y mejores.
Sería una pena que se quedase en un autor de consumo rápido, aunque sea mucho consumo.

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