Alfaguara
240 páginas
También disponible en ebook.
Creo que la historia que voy a contar , sobre mi relación con Rosa Montero, ya la he escrito aquí en otra ocasión, pero me gusta tanto que caeré en la tentación de repetirla.
Tras sus novelas iniciales, había decidido dejar de leerla. No me parecía una mala escritora pero su mundo me sonaba demasiado artificial, le faltaba , a mi entender , o las suficientes dotes de verdad o de fabulación.
En un largo viaje, aeropuerto, sin libro, encontré en un puesto de prensa , como única opción , su entonces última novela publicada , El corazón del tártaro ( una de las menos conocidas , seguramente por su dureza ), y en un solo libro, me llené de respeto por ella. Me pareció grande.
A partir de ahí, me he vuelto seguidor . Y gracias a eso he podido disfrutar con joyas como La loca de la casa, y divertirme y entretenerme con sus siguientes narraciones.
Rosa Montero es una cuenta cuentos inteligente, tan inteligente como para saber trabajar la literatura, asumiendo siempre referentes muy claros sin asomo de verguenza y hacerlos suyos, o mejor dicho, hacerlos nuestros, porque Montero escribe claramente para el lector, al que parece querer como un buen amigo. Para él, para ellos, para nosotros, incluye juegos en sus relatos que compartimos como un guiño metaliterario que nos hace sentirnos ante alguien conocido.
Desde entonces sus propuestas han asumido el riesgo de la búsqueda , de atreverse a recorrer modelos tan dispares como el thriller, o la ciencia ficción, pero también otros tan extraños hoy día como la novela de caballerías. En todos ha conseguido salir airosa.
La carne habla de la edad , del paso del tiempo y de ese momento de la vida cuando parece haber comenzado el tiempo de descuento. También de la soledad , esa sensación tan cómoda en ciertas etapas pero que no tarda en convertirse en una carga. Y por supuesto, del malditismo, de esa sensación de diferencia y desarraigo que tantas veces roza la locura , de los malditos famosos y de los malditos cotidianos, el que podríamos ser cualquiera de nosotros.
La carne entretiene , engancha , se lee rápido, con fluidez y tensión.
Pero es más que un mero entretenimiento, no sólo por lo que cuenta y sobre aquello sobre lo que reflexiona, sino también por el manejo habitual que su autora lleva a cabo sobre la propia narración.
Está , ya lo he citado antes , el juego, está ese compartir con el lector referencias que , seguro, ambos conocen. Está el uso de diferentes géneros, el thriller, la novela amorosa, el conflicto profesional... pero como siempre, elaborándolos al servicio de su historia. Y está su riqueza cultural, su caudal de conocimientos sobre literatura y arte que deja las páginas plagadas de anécdotas.
Hay un final a mi historia con la autora que , este creo, es nuevo:
Un buen día terminé en su página web y le escribí contándole lo que narro en el primer párrafo de esta entrada. Pasó el tiempo. Estaba seguro de que una escritora tan mediática tendría muchas dificultades para leer y contestar a todos los correos que le llegasen por esa vía.
No esperaba respuesta.
Pero llegó.
Y tengo que decir que fue sorprendente en su cercanía. No sólo por su sentido del humor, algo que está claro para cualquiera que la haya leído, sino por la que considero la principal virtud de la verdadera inteligencia, su humildad.
La escritora daba las gracias con una sinceridad cierta.
Lo dicho: Rosa Montero está en comunión con sus lectores, los reconoce , los respeta , los quiere. Pues sus lectores la encontramos de nuevo en La carne , otra de sus novelas con las que hemos pasado un muy buen rato.
Público
240 páginas
También disponible en ebook.
Creo que la historia que voy a contar , sobre mi relación con Rosa Montero, ya la he escrito aquí en otra ocasión, pero me gusta tanto que caeré en la tentación de repetirla.
Tras sus novelas iniciales, había decidido dejar de leerla. No me parecía una mala escritora pero su mundo me sonaba demasiado artificial, le faltaba , a mi entender , o las suficientes dotes de verdad o de fabulación.
En un largo viaje, aeropuerto, sin libro, encontré en un puesto de prensa , como única opción , su entonces última novela publicada , El corazón del tártaro ( una de las menos conocidas , seguramente por su dureza ), y en un solo libro, me llené de respeto por ella. Me pareció grande.
A partir de ahí, me he vuelto seguidor . Y gracias a eso he podido disfrutar con joyas como La loca de la casa, y divertirme y entretenerme con sus siguientes narraciones.
Rosa Montero es una cuenta cuentos inteligente, tan inteligente como para saber trabajar la literatura, asumiendo siempre referentes muy claros sin asomo de verguenza y hacerlos suyos, o mejor dicho, hacerlos nuestros, porque Montero escribe claramente para el lector, al que parece querer como un buen amigo. Para él, para ellos, para nosotros, incluye juegos en sus relatos que compartimos como un guiño metaliterario que nos hace sentirnos ante alguien conocido.
Desde entonces sus propuestas han asumido el riesgo de la búsqueda , de atreverse a recorrer modelos tan dispares como el thriller, o la ciencia ficción, pero también otros tan extraños hoy día como la novela de caballerías. En todos ha conseguido salir airosa.
La carne habla de la edad , del paso del tiempo y de ese momento de la vida cuando parece haber comenzado el tiempo de descuento. También de la soledad , esa sensación tan cómoda en ciertas etapas pero que no tarda en convertirse en una carga. Y por supuesto, del malditismo, de esa sensación de diferencia y desarraigo que tantas veces roza la locura , de los malditos famosos y de los malditos cotidianos, el que podríamos ser cualquiera de nosotros.
La carne entretiene , engancha , se lee rápido, con fluidez y tensión.
Pero es más que un mero entretenimiento, no sólo por lo que cuenta y sobre aquello sobre lo que reflexiona, sino también por el manejo habitual que su autora lleva a cabo sobre la propia narración.
Está , ya lo he citado antes , el juego, está ese compartir con el lector referencias que , seguro, ambos conocen. Está el uso de diferentes géneros, el thriller, la novela amorosa, el conflicto profesional... pero como siempre, elaborándolos al servicio de su historia. Y está su riqueza cultural, su caudal de conocimientos sobre literatura y arte que deja las páginas plagadas de anécdotas.
Hay un final a mi historia con la autora que , este creo, es nuevo:
Un buen día terminé en su página web y le escribí contándole lo que narro en el primer párrafo de esta entrada. Pasó el tiempo. Estaba seguro de que una escritora tan mediática tendría muchas dificultades para leer y contestar a todos los correos que le llegasen por esa vía.
No esperaba respuesta.
Pero llegó.
Y tengo que decir que fue sorprendente en su cercanía. No sólo por su sentido del humor, algo que está claro para cualquiera que la haya leído, sino por la que considero la principal virtud de la verdadera inteligencia, su humildad.
La escritora daba las gracias con una sinceridad cierta.
Lo dicho: Rosa Montero está en comunión con sus lectores, los reconoce , los respeta , los quiere. Pues sus lectores la encontramos de nuevo en La carne , otra de sus novelas con las que hemos pasado un muy buen rato.
Público
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