España 2016
Emma Suarez. Álex Monner. Sergi López. Bruno Todeschini. Igor Spakowski. Mikel Iglesias. Greta Fernández. David Arribas. Pablo Rosset. Guillem Jorba
No creo que este vaya a ser un buen texto.
Lo escribo todavía atrapado por La próxima piel.
Por la historia que narrar, llena de sombras, de dudas, de esquinas.
Por como nos la cuentan dos directores que parecen estar dentro de la misma.
Por Emma Suarez y Alex Monner, ella una actriz sobre la que no cabe la duda pero que aquí alcanza un nivel de matices único, él ya recordado en Los niños salvajes ahora mucho más que una promesa; los dos , remedando el título, poniendo toda la piel, despertando dos seres humanos de una humanidad tan absoluta que transparentan todas sus contradicciones, sus miedos, sus alegrías. ( Señalar que muy bien acompañados por Sergi López ). Las escenas entre ellos dos adquieren una intensidad única.
La próxima piel es un thriller psicológico.
Narra la aparición de un niño perdido tras ocho años, ahora ya casi mayor de edad y su reencuentro con su madre. A partir de ahí existe la duda, una duda de la que dependerá el futuro de varias vidas. Pero también existe la recuperación de un pasado, que se creía enterrado, o desconocido, o olvidado.....
Habla de la identidad. De lo que significa y de la posibilidad de crearla. De que define lo que es cierto, y si la verdad es siempre más importante que la mentira. De las relaciones humanas, de la necesidad del amor, de si es amor o simplemente no sentirnos solos, buscar calor. De la culpa...
Hay muchos aspectos que quiero destacar:
En primer lugar el uso del paisaje, ese pueblo cerrado en el Pirineo, rodeado de nieve, que otorga a la historia una textura de cuento, de cuento oscuro. Pocas veces un espacio ha sido tan bien utilizado y tenido una capacidad tan relevante para teñir toda una película.
Con ello, se crea un estado que, a pesar de lo cotidiano, de lo geográfico en la plasmación de costumbres, remite a un nivel casi mitológico, algo que se transmite a la grandeza de sus personajes y de los hechos, incluso llevándonos a admitir el, para mi, giro más cuestionable ( no voy a desvelar nada ) , pero que alcanza un punto de latido, de calor, que ilumina ligeramente la oscuridad.
Manda la dualidad hielo y fuego. El hielo de los hechos que puede llegar a derretirse o a mutar con el fuego de los sentimientos, representado por el corazón de cada uno de sus personajes. Corazones que se materializan de una forma casi física.
Y es precisamente esa fisicidad la segunda característica que se impone. No se si voy a saber explicarlo, pero desde la contundencia de la primera escena, esa peligrosa escalada, o la moto en la que trabaja el muchacho en el primer encuentro, el ganado, y por supuesto los primeros planos, tengo la sensación de que la cinta tiene relieve, que es sólida, que consigue materializar sentimientos y sensaciones.
Pero lo más increíble, es que todo esto, se maneja con un equilibrio total, a pesar de estar siempre narrada en la epidermis.
He leído, y copio porque me parece absolutamente adecuado, que algún crítico ha escrito que La próxima piel es una película en estado de fiebre permanente. Es cierto. No sé como se consigue, pero lo es. Creo que una de las razones es esa sensación de que está contada desde el cerebro de cada uno de sus personajes, en forma de miradas y sonidos, algo que culmina en la fantástica escena del baile entre madre e hijo en la celebración en el bar.
Francamente, creo que es un error "vender" esta cinta con la pátina de especialidad de Isaki Lacuesta. ( en este caso acompañado en la labor directiva por Isa Campo ). Esto no es Los pasos dobles ( excelente experiencia narrativa, por otro lado ). Es , lo he dicho al principio, un thriler psicológico con una gran densidad y un ritmo más detenido, pero a fin de cuentas, apasionante y sorprendente. Debería de poder llegar a un público mucho más amplio que, estoy seguro, estaría feliz de descubrirla. Sólo espero, de verdad de corazón, que tenga una vida suficiente en la cartelera y que no nos encontremos con una de esas lamentables defunciones que la distribución ha regalado a algunos muy valorarles productos.
Ya lo he dicho al comenzar: no creo que sea un buen texto; una obra tan singular es difícil de comentar porque precisamente, son las que abren mayor número de sugerencias y nos provocan incluso sensaciones que no sabemos, o al menos, yo no sé describir. Y además porque se hace más duro estar a la altura.
Me contento con haberlo intentado. Y sobre todo, con dejar claro que La próxima piel me parece una de las historias más fascinantes que he escuchado/ leído/ percibido últimamente, y una de las propuestas cinematográficas más hipnóticas.
No os la perdáis.
Público
Emma Suarez. Álex Monner. Sergi López. Bruno Todeschini. Igor Spakowski. Mikel Iglesias. Greta Fernández. David Arribas. Pablo Rosset. Guillem Jorba
No creo que este vaya a ser un buen texto.
Lo escribo todavía atrapado por La próxima piel.
Por la historia que narrar, llena de sombras, de dudas, de esquinas.
Por como nos la cuentan dos directores que parecen estar dentro de la misma.
Por Emma Suarez y Alex Monner, ella una actriz sobre la que no cabe la duda pero que aquí alcanza un nivel de matices único, él ya recordado en Los niños salvajes ahora mucho más que una promesa; los dos , remedando el título, poniendo toda la piel, despertando dos seres humanos de una humanidad tan absoluta que transparentan todas sus contradicciones, sus miedos, sus alegrías. ( Señalar que muy bien acompañados por Sergi López ). Las escenas entre ellos dos adquieren una intensidad única.
La próxima piel es un thriller psicológico.
Narra la aparición de un niño perdido tras ocho años, ahora ya casi mayor de edad y su reencuentro con su madre. A partir de ahí existe la duda, una duda de la que dependerá el futuro de varias vidas. Pero también existe la recuperación de un pasado, que se creía enterrado, o desconocido, o olvidado.....
Habla de la identidad. De lo que significa y de la posibilidad de crearla. De que define lo que es cierto, y si la verdad es siempre más importante que la mentira. De las relaciones humanas, de la necesidad del amor, de si es amor o simplemente no sentirnos solos, buscar calor. De la culpa...
Hay muchos aspectos que quiero destacar:
En primer lugar el uso del paisaje, ese pueblo cerrado en el Pirineo, rodeado de nieve, que otorga a la historia una textura de cuento, de cuento oscuro. Pocas veces un espacio ha sido tan bien utilizado y tenido una capacidad tan relevante para teñir toda una película.
Con ello, se crea un estado que, a pesar de lo cotidiano, de lo geográfico en la plasmación de costumbres, remite a un nivel casi mitológico, algo que se transmite a la grandeza de sus personajes y de los hechos, incluso llevándonos a admitir el, para mi, giro más cuestionable ( no voy a desvelar nada ) , pero que alcanza un punto de latido, de calor, que ilumina ligeramente la oscuridad.
Manda la dualidad hielo y fuego. El hielo de los hechos que puede llegar a derretirse o a mutar con el fuego de los sentimientos, representado por el corazón de cada uno de sus personajes. Corazones que se materializan de una forma casi física.
Y es precisamente esa fisicidad la segunda característica que se impone. No se si voy a saber explicarlo, pero desde la contundencia de la primera escena, esa peligrosa escalada, o la moto en la que trabaja el muchacho en el primer encuentro, el ganado, y por supuesto los primeros planos, tengo la sensación de que la cinta tiene relieve, que es sólida, que consigue materializar sentimientos y sensaciones.
Pero lo más increíble, es que todo esto, se maneja con un equilibrio total, a pesar de estar siempre narrada en la epidermis.
He leído, y copio porque me parece absolutamente adecuado, que algún crítico ha escrito que La próxima piel es una película en estado de fiebre permanente. Es cierto. No sé como se consigue, pero lo es. Creo que una de las razones es esa sensación de que está contada desde el cerebro de cada uno de sus personajes, en forma de miradas y sonidos, algo que culmina en la fantástica escena del baile entre madre e hijo en la celebración en el bar.
Francamente, creo que es un error "vender" esta cinta con la pátina de especialidad de Isaki Lacuesta. ( en este caso acompañado en la labor directiva por Isa Campo ). Esto no es Los pasos dobles ( excelente experiencia narrativa, por otro lado ). Es , lo he dicho al principio, un thriler psicológico con una gran densidad y un ritmo más detenido, pero a fin de cuentas, apasionante y sorprendente. Debería de poder llegar a un público mucho más amplio que, estoy seguro, estaría feliz de descubrirla. Sólo espero, de verdad de corazón, que tenga una vida suficiente en la cartelera y que no nos encontremos con una de esas lamentables defunciones que la distribución ha regalado a algunos muy valorarles productos.
Ya lo he dicho al comenzar: no creo que sea un buen texto; una obra tan singular es difícil de comentar porque precisamente, son las que abren mayor número de sugerencias y nos provocan incluso sensaciones que no sabemos, o al menos, yo no sé describir. Y además porque se hace más duro estar a la altura.
Me contento con haberlo intentado. Y sobre todo, con dejar claro que La próxima piel me parece una de las historias más fascinantes que he escuchado/ leído/ percibido últimamente, y una de las propuestas cinematográficas más hipnóticas.
No os la perdáis.
Público
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