UK. 2016
Cynthia Nixon. Jennifer Ehle. Duncan Duff. Keith Carradine. Jodhi May. Joanna Bacon. Catherine Bailey. Emma Bell. Benjamin Wainwright. Annette Badland. Rose Williams. Noemi Schellens. Miles Richardson. Eric Loren. Stefan Menaul.
Poco conocemos en nuestro país, o poco conozco yo, de Emily Dickinson, más allá de saber que fue una poetisa delicada e intimista, considerada una de las referencias de la lírica norteamericana.
Al parecer, miembro de una familia acomodada y algo alejada del puritanismo más radical de la época, Emily ya desde su adolescencia destacó como una pequeña rebelde, capaz de enfrentarse al clericalismo.
Como escritora, ofreció una poesía interior, hermosa e íntima, de la cual, durante su vida, apenas se publicaron unos pocos versos. Sin embargo, su deriva hacia una soledad cada vez más radical, que llegó a rozar la extravagancia, nos pueden llevar a pensar en su vertiente creativa como un refugio frente a un mundo que le habría obligado a una actitud más activa.
Su familia, su habitación y sus palabras. Parecía suficiente. Aunque la acritud de sus últimos tiempos, nos hacen dudar de lo saludable de esa decisión. El genio se tiñó de intolerancia y quizás fue el miedo lo que la hizo, más que recluirse, protegerse.
Tal vez fuese un ser humano tan puro, que enfrentarse a la imperfección de los seres humanos le producía horror. O quizás era solamente un planteamiento egoísta y orgulloso.
La película de Davies no ofrece una opinión al respecto, y muestra el genio como alguien capaz de ser sublime, cruel, inteligente y cobarde. Al mismo tiempo, basa su espina dorsal en transmitir el paso del tiempo, esa variable que hace que las decisiones tengan que sufrir sus consecuencias, que nos obliga a aceptar la decadencia y la muerte de aquellos a quienes queremos, que hace que la soledad pueda crecer como una losa; el tiempo que arruga, que enturbia la mirada. En un momento determinado, Emily dice " ¿porque el mundo se ha vuelto tan feo?", quizás lo que se ha vuelto feo no sea el mundo, sino que con menos juventud, se ve de otra manera.
Es determinante en este sentido una escena, casi al principio en que , bajo la lente del retratista, los principales personajes de la familia maduran ante nuestros ojos, modificando unos rasgos inocentes en el rostro de la madurez.
Es difícil filmar una biografía por lo que siempre tiene de limitativo en cuanto al espacio. En este caso, un guión excelente y sobrio, consigue trasladarnos al personaje, en su versión interior y exterior, y enmarcarlo en una época y en una comunidad perfectamente definidas.
Pero lo que sin duda hace grande, importante, la película es su realización.
Terence Davies tiene la mano de un clásico y su vocación de estilo está exenta de modernidad frente a una elegancia absoluta, una constante búsqueda de la belleza que, en lo estético, se materializa en unas imágenes que parecen pinturas, y en su contenido, en el fondo de los poemas de la escritora y en los muy adecuados momentos musicales.
Hay solemnidad en esta obra, pero es la solemnidad del arte, de contar sobre el arte y de hacerlo con una pieza de arte consciente de si misma como tal.
Historia de una pasión es una obra lenta, cuidada, que se toma su tiempo y que se disfruta con tranquilidad, sensualidad e inteligencia. Como se disfruta algo hermoso.
Por supuesto, contribuye a esa perfección , tanto una producción que consigue que la dirección artística y el vestuario nunca suenen a decorativo, una iluminación que parece emanar verdaderamente de las velas, y la interpretación de todos los que componen el extenso reparto, en especial un Cynthia Nixon que parece haber mutado verdaderamente en esa niña mujer que no necesitaba poner un pie fuera de su cuarto para gozar de un inmenso mundo interior.
Público
Cynthia Nixon. Jennifer Ehle. Duncan Duff. Keith Carradine. Jodhi May. Joanna Bacon. Catherine Bailey. Emma Bell. Benjamin Wainwright. Annette Badland. Rose Williams. Noemi Schellens. Miles Richardson. Eric Loren. Stefan Menaul.
Poco conocemos en nuestro país, o poco conozco yo, de Emily Dickinson, más allá de saber que fue una poetisa delicada e intimista, considerada una de las referencias de la lírica norteamericana.
Al parecer, miembro de una familia acomodada y algo alejada del puritanismo más radical de la época, Emily ya desde su adolescencia destacó como una pequeña rebelde, capaz de enfrentarse al clericalismo.
Como escritora, ofreció una poesía interior, hermosa e íntima, de la cual, durante su vida, apenas se publicaron unos pocos versos. Sin embargo, su deriva hacia una soledad cada vez más radical, que llegó a rozar la extravagancia, nos pueden llevar a pensar en su vertiente creativa como un refugio frente a un mundo que le habría obligado a una actitud más activa.
Su familia, su habitación y sus palabras. Parecía suficiente. Aunque la acritud de sus últimos tiempos, nos hacen dudar de lo saludable de esa decisión. El genio se tiñó de intolerancia y quizás fue el miedo lo que la hizo, más que recluirse, protegerse.
Tal vez fuese un ser humano tan puro, que enfrentarse a la imperfección de los seres humanos le producía horror. O quizás era solamente un planteamiento egoísta y orgulloso.
La película de Davies no ofrece una opinión al respecto, y muestra el genio como alguien capaz de ser sublime, cruel, inteligente y cobarde. Al mismo tiempo, basa su espina dorsal en transmitir el paso del tiempo, esa variable que hace que las decisiones tengan que sufrir sus consecuencias, que nos obliga a aceptar la decadencia y la muerte de aquellos a quienes queremos, que hace que la soledad pueda crecer como una losa; el tiempo que arruga, que enturbia la mirada. En un momento determinado, Emily dice " ¿porque el mundo se ha vuelto tan feo?", quizás lo que se ha vuelto feo no sea el mundo, sino que con menos juventud, se ve de otra manera.
Es determinante en este sentido una escena, casi al principio en que , bajo la lente del retratista, los principales personajes de la familia maduran ante nuestros ojos, modificando unos rasgos inocentes en el rostro de la madurez.
Es difícil filmar una biografía por lo que siempre tiene de limitativo en cuanto al espacio. En este caso, un guión excelente y sobrio, consigue trasladarnos al personaje, en su versión interior y exterior, y enmarcarlo en una época y en una comunidad perfectamente definidas.
Pero lo que sin duda hace grande, importante, la película es su realización.
Terence Davies tiene la mano de un clásico y su vocación de estilo está exenta de modernidad frente a una elegancia absoluta, una constante búsqueda de la belleza que, en lo estético, se materializa en unas imágenes que parecen pinturas, y en su contenido, en el fondo de los poemas de la escritora y en los muy adecuados momentos musicales.
Hay solemnidad en esta obra, pero es la solemnidad del arte, de contar sobre el arte y de hacerlo con una pieza de arte consciente de si misma como tal.
Historia de una pasión es una obra lenta, cuidada, que se toma su tiempo y que se disfruta con tranquilidad, sensualidad e inteligencia. Como se disfruta algo hermoso.
Por supuesto, contribuye a esa perfección , tanto una producción que consigue que la dirección artística y el vestuario nunca suenen a decorativo, una iluminación que parece emanar verdaderamente de las velas, y la interpretación de todos los que componen el extenso reparto, en especial un Cynthia Nixon que parece haber mutado verdaderamente en esa niña mujer que no necesitaba poner un pie fuera de su cuarto para gozar de un inmenso mundo interior.
Público
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