USA 2014
Joaquin Phoenix. Josh Brolin. Katherine Waterston. Owen Wilson. Resee Wintherspoon. Benicio del Toro. Joanna Newson
Voy a empezar con una declaración: Puro Vicio no me gusta, me encanta. Lo hago porque soy consciente de que es esta una película que produce amores y odios, bastante encendidos. ( Sólo hay que ver el resumen de críticas en Filmaffinity, que van desde el encendido elogio a la estupefacción ).
Pues yo me posiciono entre aquellos que hemos disfrutado una barbaridad con ella y la coloco mentalmente, entre otras de las grandes propuestas de Paul Thomas Anderson, como Magnolia y The Master.
Ahora vamos a intentar comentarla, algo que, ya adelanto, no es fácil, tal es la magnitud y la complejidad de la propuesta. A ver como me sale:
En primer lugar, es fundamental resaltar que está basada en una novela de Thomas Pynchon, posiblemente uno de los escritores más difíciles en la actualidad en lo que se refiere a linealidad narrativa. ( Hace poco hablaba aquí de Al Límite; es divertido comprobar que casi todas sus críticas la definen como "la obra más asequible de su autor", es decir, dan por hecho que habitualmente no lo es ).
Por lo tanto, cabía esperar que no íbamos a encontrarnos con una historia al uso, transparente y sencilla de seguir. Y así es.
Pero creo ( ojo, y lo digo sin haber leído el original ), que el principal valor que aporta el director, es el de ser capaz de transmutar un artefacto literario en uno cinematográfico.
Nos encontramos, desde el minuto uno, inmersos en el género negro, y con ello, en un conjunto de personajes y situaciones conocidos de todos los que bebemos del cine clásico: el detective tarambana pero emocionalmente honesto, la ex novia perdida y amada, el sórdido policía, agentes involucrados, matones con y sin cerebro.... instituciones de internamiento, barcos fantasma, lujo y lumpen.... Todo ello perfectamente encastrado junto con otras escenas que alcanzan un nivel de poesía del que es difícil sustraerse, en especial las que implican a los dos antiguos amantes.
¿ Lógica narrativa ? ya he dicho que es un artefacto, y es el propio artefacto lo que se nos regala, porque independientemente de la coherencia, el director nos lleva de la mano, nos acompaña, no nos confunde sino que se preocupa de nuestra diversión, con un excelente sentido del humor y una ligereza deliciosa, que , debo reconocerlo, no he encontrado en las páginas de Pynchon, y que agradezco mucho.
Dos reflejos de ese carácter de, repito de nuevo, artefacto: por un lado, el personaje de la narradora, presente y ausente, siempre medida, y, en segundo lugar, ese último plano, esa luz extraña que parece remitir a algo así como una cámara o, en cualquier caso, nuestra mirada.
El hecho de que se desarrolle en unos coloristas años setenta y en medio del universo hippy habitado por las drogas y el sexo libre, otorga a su desarrollo una preciosa pátina entre la realidad y el sueño, que le da a la narración un nivel más amplio y abierto. Podríamos , en un análisis más profundo ( aunque creo que estudiarla con pretensión de profundidad sería un ataque al corazón de la propuesta ), jugar a aceptar que algunos de sus tramos sucedan solamente en la mente de su protagonista. Como digo, una dimensión más amplia, porque nosotros, como espectadores, podemos decidir.
Tras The Master y Her , ya nadie puede dudar de la grandeza de Joaquin Phoenix, obviamente Anderson lo sabe y pone en sus manos la obligación de ser la columna vertebral de otra de sus cintas. El cumple con creces, y parece el perfecto maestro de ceremonias para la plural pandilla que ocupa sus fotogramas.
Lo dicho: no es un análisis crítico o sesudo, yo me he divertido un montón con esta propuesta, me ha sorprendido y me he emocionado. Personalmente creo que es una de las cintas del año.
Público
Joaquin Phoenix. Josh Brolin. Katherine Waterston. Owen Wilson. Resee Wintherspoon. Benicio del Toro. Joanna Newson
Voy a empezar con una declaración: Puro Vicio no me gusta, me encanta. Lo hago porque soy consciente de que es esta una película que produce amores y odios, bastante encendidos. ( Sólo hay que ver el resumen de críticas en Filmaffinity, que van desde el encendido elogio a la estupefacción ).
Pues yo me posiciono entre aquellos que hemos disfrutado una barbaridad con ella y la coloco mentalmente, entre otras de las grandes propuestas de Paul Thomas Anderson, como Magnolia y The Master.
Ahora vamos a intentar comentarla, algo que, ya adelanto, no es fácil, tal es la magnitud y la complejidad de la propuesta. A ver como me sale:
En primer lugar, es fundamental resaltar que está basada en una novela de Thomas Pynchon, posiblemente uno de los escritores más difíciles en la actualidad en lo que se refiere a linealidad narrativa. ( Hace poco hablaba aquí de Al Límite; es divertido comprobar que casi todas sus críticas la definen como "la obra más asequible de su autor", es decir, dan por hecho que habitualmente no lo es ).
Por lo tanto, cabía esperar que no íbamos a encontrarnos con una historia al uso, transparente y sencilla de seguir. Y así es.
Pero creo ( ojo, y lo digo sin haber leído el original ), que el principal valor que aporta el director, es el de ser capaz de transmutar un artefacto literario en uno cinematográfico.
Nos encontramos, desde el minuto uno, inmersos en el género negro, y con ello, en un conjunto de personajes y situaciones conocidos de todos los que bebemos del cine clásico: el detective tarambana pero emocionalmente honesto, la ex novia perdida y amada, el sórdido policía, agentes involucrados, matones con y sin cerebro.... instituciones de internamiento, barcos fantasma, lujo y lumpen.... Todo ello perfectamente encastrado junto con otras escenas que alcanzan un nivel de poesía del que es difícil sustraerse, en especial las que implican a los dos antiguos amantes.
¿ Lógica narrativa ? ya he dicho que es un artefacto, y es el propio artefacto lo que se nos regala, porque independientemente de la coherencia, el director nos lleva de la mano, nos acompaña, no nos confunde sino que se preocupa de nuestra diversión, con un excelente sentido del humor y una ligereza deliciosa, que , debo reconocerlo, no he encontrado en las páginas de Pynchon, y que agradezco mucho.
Dos reflejos de ese carácter de, repito de nuevo, artefacto: por un lado, el personaje de la narradora, presente y ausente, siempre medida, y, en segundo lugar, ese último plano, esa luz extraña que parece remitir a algo así como una cámara o, en cualquier caso, nuestra mirada.
El hecho de que se desarrolle en unos coloristas años setenta y en medio del universo hippy habitado por las drogas y el sexo libre, otorga a su desarrollo una preciosa pátina entre la realidad y el sueño, que le da a la narración un nivel más amplio y abierto. Podríamos , en un análisis más profundo ( aunque creo que estudiarla con pretensión de profundidad sería un ataque al corazón de la propuesta ), jugar a aceptar que algunos de sus tramos sucedan solamente en la mente de su protagonista. Como digo, una dimensión más amplia, porque nosotros, como espectadores, podemos decidir.
Tras The Master y Her , ya nadie puede dudar de la grandeza de Joaquin Phoenix, obviamente Anderson lo sabe y pone en sus manos la obligación de ser la columna vertebral de otra de sus cintas. El cumple con creces, y parece el perfecto maestro de ceremonias para la plural pandilla que ocupa sus fotogramas.
Lo dicho: no es un análisis crítico o sesudo, yo me he divertido un montón con esta propuesta, me ha sorprendido y me he emocionado. Personalmente creo que es una de las cintas del año.
Público
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