UK 2014
Timothy Spall. Paul Jesson. Marion Bailey. Ruth Sheen. Karl Johnson. Lesley Manville. Martin Savage. Richard Bremmer.
Pocas veces un biopic al estilo clásico no se me queda corto: sin duda es imposible concentrar en la duración standar de una película una vida entera, y cuando además se pretende ahondar en motivaciones, el empeño roza lo imposible.
Generalmente ese tipo de propuestas lo que consiguen es crearme el interés para profundizar por otros medios en la figura referenciada.
Por ello, recibí con sorpresa y satisfacción la Camille Claudel de Bruno Dumont: escogiendo ciertos momentos de su vida, centrándose en lo cotidiano, conseguía algo tan importante como mostrar el interior del personaje y, desde ahí, el resultado era mucho más rico y su historia, entre recuerdos y referencias, conseguía trasladarse de forma más compleja.
Este Mr Turner no está lejos de ese tipo de propuesta.
En primer lugar, ya el título, explícito, deja claro que vamos a hablar, por encima del artista, de la persona.
Posiblemente la existencia de este genial pintor, reconocido en vida y de quien tuvimos la suerte de disfrutar de una exposición hace unos años en el Museo del Prado, fuese tan plural y contradictoria como la época que le tocó vivir; como un hombre en apariencia tan zafio y de origen humilde se convertía en exquisito cuando tenía los pinceles en la mano, que don le llevaba a ser un intérprete de la luz. Además, no es sencillo trasladar en breves apuntes la posición de esa especie de aristocracia cultural que existía alrededor de la pintura y posiblemente del resto de las artes. Todo ello enmarcado en una sociedad cruel en su clasismo, muy lejos de las postales almibaradas que se nos han mostrado en otras ocasiones.
Mike Leigh, un director al que debemos algunos de los mejores filmes británicos de realismo social ( inolvidable Secretos y Mentiras, pero también muchos otros, más demoledores e igual de logrados ), se decide por narrar los últimos años del pintor. No hay explicaciones. Aterrizamos directamente en el momento elegido y a partir de ahí comenzamos a caminar juntos. Y que sencillo es desde ese punto ir conociendo al complejo personaje, su seguridad en el valor de su arte y su capacidad, su humanidad en lo mejor y en lo peor fuera del lienzo, su indiferencia, su compromiso con lo que parecía entender más como profesión que como vocación.
No hay ningún tipo de preciosismo.Ni disculpas ni justificaciones ante sus peores pecados. Si su director aboga por el realismo cuando narra historias actuales, también lo busca cuando se sitúa en otra época. El último plano, desolador, un regalo mínimo a un personaje secundario, es en ese sentido casi una declaración de principios. Hay además un trabajo excelente en una dirección artística que tampoco apuesta por el feismo.
De todos modos , además de todos los valores antes citados, hay uno directamente referido a la obra de Turner, y es que, sin aprovecharse de ello, Mike Leigh no renuncia a acercarnos a algunas de sus obras maestras, no sólo en la pintura sino en los paisajes que inspiraron a este genio que fallece diciendo "Dios es el sol".
De la interpretación de Timothy Spall, premiado en Cannes, se dirá mucho, yo sólo quiero recalcar que es uno de esos casos en que más que interpretación debe de hablarse de identificación, de conversión.
Mr. Turner es en definitiva una película importante, posiblemente de las más logradas sobre un pintor, y no es fácil en su propuesta, su director nunca ha optado por los caminos trillados. Creo que este es, sin duda, un paso adelante en su larga filmografía.
Público
Timothy Spall. Paul Jesson. Marion Bailey. Ruth Sheen. Karl Johnson. Lesley Manville. Martin Savage. Richard Bremmer.
Pocas veces un biopic al estilo clásico no se me queda corto: sin duda es imposible concentrar en la duración standar de una película una vida entera, y cuando además se pretende ahondar en motivaciones, el empeño roza lo imposible.
Generalmente ese tipo de propuestas lo que consiguen es crearme el interés para profundizar por otros medios en la figura referenciada.
Por ello, recibí con sorpresa y satisfacción la Camille Claudel de Bruno Dumont: escogiendo ciertos momentos de su vida, centrándose en lo cotidiano, conseguía algo tan importante como mostrar el interior del personaje y, desde ahí, el resultado era mucho más rico y su historia, entre recuerdos y referencias, conseguía trasladarse de forma más compleja.
Este Mr Turner no está lejos de ese tipo de propuesta.
En primer lugar, ya el título, explícito, deja claro que vamos a hablar, por encima del artista, de la persona.
Posiblemente la existencia de este genial pintor, reconocido en vida y de quien tuvimos la suerte de disfrutar de una exposición hace unos años en el Museo del Prado, fuese tan plural y contradictoria como la época que le tocó vivir; como un hombre en apariencia tan zafio y de origen humilde se convertía en exquisito cuando tenía los pinceles en la mano, que don le llevaba a ser un intérprete de la luz. Además, no es sencillo trasladar en breves apuntes la posición de esa especie de aristocracia cultural que existía alrededor de la pintura y posiblemente del resto de las artes. Todo ello enmarcado en una sociedad cruel en su clasismo, muy lejos de las postales almibaradas que se nos han mostrado en otras ocasiones.
Mike Leigh, un director al que debemos algunos de los mejores filmes británicos de realismo social ( inolvidable Secretos y Mentiras, pero también muchos otros, más demoledores e igual de logrados ), se decide por narrar los últimos años del pintor. No hay explicaciones. Aterrizamos directamente en el momento elegido y a partir de ahí comenzamos a caminar juntos. Y que sencillo es desde ese punto ir conociendo al complejo personaje, su seguridad en el valor de su arte y su capacidad, su humanidad en lo mejor y en lo peor fuera del lienzo, su indiferencia, su compromiso con lo que parecía entender más como profesión que como vocación.
No hay ningún tipo de preciosismo.Ni disculpas ni justificaciones ante sus peores pecados. Si su director aboga por el realismo cuando narra historias actuales, también lo busca cuando se sitúa en otra época. El último plano, desolador, un regalo mínimo a un personaje secundario, es en ese sentido casi una declaración de principios. Hay además un trabajo excelente en una dirección artística que tampoco apuesta por el feismo.
De todos modos , además de todos los valores antes citados, hay uno directamente referido a la obra de Turner, y es que, sin aprovecharse de ello, Mike Leigh no renuncia a acercarnos a algunas de sus obras maestras, no sólo en la pintura sino en los paisajes que inspiraron a este genio que fallece diciendo "Dios es el sol".
De la interpretación de Timothy Spall, premiado en Cannes, se dirá mucho, yo sólo quiero recalcar que es uno de esos casos en que más que interpretación debe de hablarse de identificación, de conversión.
Mr. Turner es en definitiva una película importante, posiblemente de las más logradas sobre un pintor, y no es fácil en su propuesta, su director nunca ha optado por los caminos trillados. Creo que este es, sin duda, un paso adelante en su larga filmografía.
Público
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