Francia 2012
Denis Lavant. Edith Scob. Eva Mendes. Kylie Minogue. Elise Lhomeau. Jeanne Disson. Michel Piccoli. Leo Carax
En ocasiones, echo de menos no saber, sentarme en una sala oscura sin haber leído nada sobre aquello que me van a contar, sin haberme informado en críticas, comentarios, revistas de cine... supongo que en ocasiones echo de menos que me sorprendan, no tener ni la menor idea de lo que viene después.
Sabemos tanto...
Nos cuentan tanto...
Necesitamos tanto antes de decidirnos a elegir....
También supongo que por eso me siento tan agradecido cuando, a pesar de saber, nunca sé lo suficiente para estar preparado para lo que me espera, para no sentir que estoy descendiendo por el túnel de Alícia, sabe Dios hacia que mundos, sabe Dios que es lo que nos espera-
Se me ocurren mil formas de describir una experiencia como Holy Motors, seguramente todas ellas acertadas ( a fin de cuentas creo que es una obra de público, porque es él quien puede definirse como quiera ) y también todas ellas incompletas: puede ser un sueño en el que entramos desde sus primeras imágenes, un cuento surrealista, un remedo modernista de Las Mil y Una Noches lleno de cajas chinas, un delirante juego visual...
Para mi, sobre todo es cine: si el séptimo arte tiene en muchas ocasiones una base en otras artes, pocas veces como esta, el cine ha sido tan consciente de si mismo y ha querido crear su propio homenaje.
Ya es una referencia ese prólogo, esa sala, esos perros en el pasillo. A partir de ahí se nos anuncia que es la imagen y el sonido los que van a intentar captar nuestra atención, regalándonos una obra inolvidable, pero sin que sea necesario pedir coherencia ( aunque exista ) sino un impacto contante que bien puede, en su análisis más simple, reducirse a logros estéticos.
Las fuentes se utilizan, se juega con ellas, se comparten en una amalgama que va desde el cine musical al negro francés, desde La Bella y La Bestia a El Planeta de Los Simios, desde Charlot a Lon Choney y Ava Gadner... pero no pensemos en Holy Motors como una acumulación enciclopédica sino en un homenaje lleno de cariño y humor.
Hay otros dos aspectos que me gustaría destacar en esta pieza y que contribuyen a hacerla única:
Por un lado su tono, una ligereza que sólo puede responder al buen pulso y a un consejo a los videntes, que no busquen trascendencia, que sean capaces de disfrutar sin buscar el sentido de cada recodo; un aire difícil y mágico en una historia en la que parece que navegan tantos conceptos.
Y en segundo lugar la libertad, llevada al máximo con el diálogo final. En este sentido ( voy a ver si consigo explicarlo ) creo que la libertad se comparte, se traslada por parte del director a su público, y por eso nos sentimos tan cómodos, por que también a nosotros se nos permite ser parte de la cinta e interpretarnos como queramos. En ningún momento tenemos esa sensación tantas veces tan incómoda de no estar a la altura, de perdernos algo.
Holy Motors es, ya lo he dicho, cine.
Y quienes nos sentamos en una sala oscura, somos parte de esa ceremonia.
Agradecidos de poder compartir esta sublime locura, esta fantástica experiencia. Esta obra única.
Entrando, abriendo la misma puerta del durmiente al inicio, entramos en un mundo cargado de historias, de retazos que se enhebran, se bifurcan, se cierran... a través de estas "nueve citas" del Sr. Oscar que parecen anunciar, o son suficientes, según como se mire, y que emocionan, o me sorprenden, o me divierten, o todo a un tiempo-
Y, pos supuesto ( es cine ) dudando siempre de lo que es realidad, o directamente, si esta existe en algún lugar de esta muestra brillante y vibrante de vida.
Postdata: es la segunda limusina que esta temporada cruza nuestras pantallas para introducirnos en un universo único, se están convirtiendo en extraños pegasos blancos nos guían al Olimpo.
Público
Denis Lavant. Edith Scob. Eva Mendes. Kylie Minogue. Elise Lhomeau. Jeanne Disson. Michel Piccoli. Leo Carax
En ocasiones, echo de menos no saber, sentarme en una sala oscura sin haber leído nada sobre aquello que me van a contar, sin haberme informado en críticas, comentarios, revistas de cine... supongo que en ocasiones echo de menos que me sorprendan, no tener ni la menor idea de lo que viene después.
Sabemos tanto...
Nos cuentan tanto...
Necesitamos tanto antes de decidirnos a elegir....
También supongo que por eso me siento tan agradecido cuando, a pesar de saber, nunca sé lo suficiente para estar preparado para lo que me espera, para no sentir que estoy descendiendo por el túnel de Alícia, sabe Dios hacia que mundos, sabe Dios que es lo que nos espera-
Se me ocurren mil formas de describir una experiencia como Holy Motors, seguramente todas ellas acertadas ( a fin de cuentas creo que es una obra de público, porque es él quien puede definirse como quiera ) y también todas ellas incompletas: puede ser un sueño en el que entramos desde sus primeras imágenes, un cuento surrealista, un remedo modernista de Las Mil y Una Noches lleno de cajas chinas, un delirante juego visual...
Para mi, sobre todo es cine: si el séptimo arte tiene en muchas ocasiones una base en otras artes, pocas veces como esta, el cine ha sido tan consciente de si mismo y ha querido crear su propio homenaje.
Ya es una referencia ese prólogo, esa sala, esos perros en el pasillo. A partir de ahí se nos anuncia que es la imagen y el sonido los que van a intentar captar nuestra atención, regalándonos una obra inolvidable, pero sin que sea necesario pedir coherencia ( aunque exista ) sino un impacto contante que bien puede, en su análisis más simple, reducirse a logros estéticos.
Las fuentes se utilizan, se juega con ellas, se comparten en una amalgama que va desde el cine musical al negro francés, desde La Bella y La Bestia a El Planeta de Los Simios, desde Charlot a Lon Choney y Ava Gadner... pero no pensemos en Holy Motors como una acumulación enciclopédica sino en un homenaje lleno de cariño y humor.
Hay otros dos aspectos que me gustaría destacar en esta pieza y que contribuyen a hacerla única:
Por un lado su tono, una ligereza que sólo puede responder al buen pulso y a un consejo a los videntes, que no busquen trascendencia, que sean capaces de disfrutar sin buscar el sentido de cada recodo; un aire difícil y mágico en una historia en la que parece que navegan tantos conceptos.
Y en segundo lugar la libertad, llevada al máximo con el diálogo final. En este sentido ( voy a ver si consigo explicarlo ) creo que la libertad se comparte, se traslada por parte del director a su público, y por eso nos sentimos tan cómodos, por que también a nosotros se nos permite ser parte de la cinta e interpretarnos como queramos. En ningún momento tenemos esa sensación tantas veces tan incómoda de no estar a la altura, de perdernos algo.
Holy Motors es, ya lo he dicho, cine.
Y quienes nos sentamos en una sala oscura, somos parte de esa ceremonia.
Agradecidos de poder compartir esta sublime locura, esta fantástica experiencia. Esta obra única.
Entrando, abriendo la misma puerta del durmiente al inicio, entramos en un mundo cargado de historias, de retazos que se enhebran, se bifurcan, se cierran... a través de estas "nueve citas" del Sr. Oscar que parecen anunciar, o son suficientes, según como se mire, y que emocionan, o me sorprenden, o me divierten, o todo a un tiempo-
Y, pos supuesto ( es cine ) dudando siempre de lo que es realidad, o directamente, si esta existe en algún lugar de esta muestra brillante y vibrante de vida.
Postdata: es la segunda limusina que esta temporada cruza nuestras pantallas para introducirnos en un universo único, se están convirtiendo en extraños pegasos blancos nos guían al Olimpo.
Público
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Un abrazo¡
Público