Literatura Mondadori
199 páginas
Detrás de este hermoso título, mezcla de sueño y de añoranza, se esconde una obra ( y conscientemente, por ahora, no digo novela ) sobre la memoria.
La memoria individual, que desde el presente nos confunde en relación con aquellos que fuimos y, especialmente, con lo que fueron quienes están a nuestro alrededor incluso antes de nuestra existencia, es decir, nuestra memoria como un salto a la suya.
También la memoria colectiva, la de las naciones, en este caso Argentina, con un pasado terrible y confuso, de lucha, miedo y esperanza, pero que , seguramente, haya servido para asfaltar el futuro.
Y dentro de esta memoria, como no puede ser menos, sobre el olvido, vital y necesario a veces, culpable otras.
Pron, al que me acerqué por primera vez en una colección de cuentos singular, diferente, es un narrador capaz de crear con absoluta libertad nuevos caminos, y así lo demuestra aquí también, transitando por el concepto tradicional de novela hacia lo que podría ser una confesión o una recopilación de pensamientos siempre lúcidos; lo hace con aparente facilidad, trasladando ligereza, pero en los cimientos, se descubre una estructura trabajada a cincel y absolutamente al servicio de lo que se quiere transmitir: más sensaciones que historias.
Para terminar, me gustaría agradecer a Pron su generosidad, y es que tengo la sensación de que en esta historia hay mucha piel y mucho corazón. La ternura y el complejo de culpa que destila la relación con su familia, en especial con su padre, es imposible que sea impostada , hay dolores que no se pueden inventar.
Público
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