Director.-
Danny Strong. Barry Levinson. Michael Cuesta. Patricia Riggen
Intérpretes.-
Michael Keaton. Kaitlyn Dever. Will Poulter. Peter Sarsgaards. Michael Stuhlbarg. Rosario Dawson. Phillipa Soo. Mare Winningham. John Hoogenakker. Raúl Esparza.
Duración.-
8 capítulos. 60' c.u.
Disney +
Dentro de la profusión de series que nos encontramos en las distintas plataformas, hay algunas que me gusta considerar especialmente maduras. No es que no tengan capacidad de entretener, pero son diferentes, tanto por la seriedad del tema a tratar como por el respeto y la exigencia que tienen hacia su público. No son series para ver mientras se consulta el teléfono o el periódico. De hecho, una vez que te enganchas, creo que es imposible.
Dopesick es sin duda el mejor ejemplo. También lo era Mindhunter Además, ambas tienen en común en que estrictamente hablando son del género histórico, aunque lo que cuentan haya ocurrido hace relativamente poco tiempo, pero es pasado, es real y son hechos que han tenido impacto sobre el mundo que vino después.
En el caso que nos ocupa, tengo que decir que lo desconocía y me parece una auténtica historia de terror.
La farmacéutica Pardue Farma, comenzó a comercializar Oxycrom con una etiqueta fraudulenta que aseguraba que, a pesar de ser un opiáceo, no generaba adicción. Esto, unido a una campaña comercial sin precedentes, consiguió que muchos doctores lo recetasen para dolores menores. El resultado fueron unas ventas espectaculares con unos beneficios económicos inimaginables. También la generación de una comunidad de adictos que llegaron a diezmar poblaciones enteras, muchas hasta entonces reflejo del tranquilo modo de vida americano.
Mientras la familia Shackler se convertía en una de las más ricas del planeta, a su alrededor se amontonaban cadáveres y vidas destrozadas. Por supuesto mientras ellos seguían pensando en como aumentar sus ventas.
La historia está muy bien contada, centrándose en varios intentos, el último exitoso, de desenmascarar a las bestias, pero también introduciendo las vivencias de algunas de las víctimas y sus familiares, muchas de ellas alrededor del doctor de un pequeño pueblo minero que supo lo que era pasar del cielo al infierno.
Dopesick habla de una plaga que podría haber llegado a tener dimensiones apocalípticas, y también, como cita un personaje al final, en los extractos reales, de la maldad. La de una familia adicta al dinero, al poder y al lujo.
Es la representación más brutal que he visto nunca de lo que puede hacer un capitalismo descontrolado y sin escrúpulos.
La serie es magnífica en su escritura y en su producción, pero tal vez lo que la hace incluso más dolorosa es la credibilidad de todos sus intérpretes. No es justo, seguramente, destacar a ninguno, pero no puedo evitar reconocer la creación de Michael Keaton, inolvidable en su epopeya teñida de dolor y de esperanza. Suyo es el cierre, para decirnos que, ante el horror, siempre hay que volver la mirada a los demás, pensar y recordar que no estamos solos, pero también asumir la responsabilidad de que no lo estén los otros.
Sí, la vida al final se abre paso. Pero en casos como este, a través de un mar de monstruos.
Público
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