Penguin Classics
208 páginas
Disponible en ebook
Mi relación con esta pequeña novela tiene dos fases:
Hace muchos años, debía de tener yo unos diecisiete o
dieciocho, me la regaló mi padre. Nunca fui aficionado a la literatura bélica,
tiendo a perderme en los recuentos de las batallas. No me gustó. La recuerdo
farragosa.
Llegó Paul Auster con su última obra. Una biografía ensayo
del autor, La llama inmortal de Stephen Crane. Y, como ya comenté en su
momento, me pareció un monumento apasionante de un escritor con la vida de un aventurero,
un personaje vital, descarado, capaz de existir al día mientras iba creando a
su alrededor una obra literaria compuesta de miniaturas.
Auster desgrana alguna de sus piezas y, sobre todo, me
interesó la poesía. El caso es que al terminar, decidí que posiblemente debería
de darle otra oportunidad a La roja insignia del valor, me alegro de haberlo
hecho.
La historia la protagoniza un soldado joven que decide
alistarse con la mochila del idealismo. Podría haber servido de inspiración al
protagonista de Platoon de Oliver Stone. Pronto, al encontrarse en el centro de
las contienda, tendrá que asumir que el valor es algo menos emocional.
Aunque tiene nombre, generalmente se hablara de el como el
joven. También están el soldado alto, el gruñón…. Son casi elementos sin rostro
en un dibujo algo abstracto de la contienda, en la que no existen objetivos ni
ideologías. Sólo la batalla.
Sigue costándome seguir este tipo de narración. Pero ahora
percibo mucho más en esta novela. Para empezar hay un rico desarrollo interior
del personaje principal, pero además, la prosa de Crane es hermosa y gráfica,
capaz de dibujar paisajes muy complejos con una absoluta serenidad.
No soy de segundas lecturas. Lo hice hace poco con los Cuentosde Chejov y ahora con esto. En ocasiones es enriquecedor. Quizás todos los
libros lo merezcan. En los dos casos ha merecido la pena.
Público
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