Ricardo Gómez. Vicky Luengo. Susi Sánchez. Pere Ponce. Nuria Herrero. Bruna Cusi. Pol López. Joaquín Climent. Guillermo Montesinos
España en los años ochenta era un país que se estaba abriendo a la libertad y a las posibilidades del desarrollo económico internacional con la gula de los nuevos ricos. Esa euforia infantil e ingenua era el escenario perfecto para la corrupción propia del dinero fácil, y, unida a esa corrupción, la contaminación de aquellos que nunca habían soñado con las oportunidades que de pronto les ofrecía su vida de siempre.
También, fruto de la ceguera de mirar de forma fija hacia adelante, buscando el futuro saltando sobre los pasos intermedios, se dejaba a un lado, con cierta tolerancia, el germen de aquellos que nunca se había cerrado del todo. Era una forma de permitir que el huevo de la serpiente siguiese incubándose en la oscuridad.
Esa es la base de El Sustituto, un thriller basado en una historia real y cuya acción tiene lugar en Denia, alrededor de una colonia de alemanes y de la oscura muerte de un policía al que nuestro protagonista viene a remplazar.
Tengo que reconocer que me cuesta un poco entrar. El personaje de Ricardo Gómez comienza muy monolítico, en la textura de la cinta se transmite una sensación de cierto descuido y, teniendo el guion algún desajuste, el más destacado es precisamente el arranque del conflicto alrededor de una pareja que parece estar espiando la colonia germana.
Sin embargo, a medida que avanza, sí me engancha, ya que poco a poco todo va haciéndose más sólido, y el subtexto es perfectamente descriptivo sobre los lugares comunes de nuestra sociedad en aquellos años: el machismo, la microcorrupción, el desarrollismo inmobiliario..... Posiblemente podríamos pensar que esa textura descuidada de la que antes hablaba, pueda ser una decisión estilística para recuperar el nivel de producción un poquito cutre de entonces. Además, existe un excelente trabajo de reconstrucción de la época, no sólo en una perfecta dirección artística, sino sobre todo en detalles tan cotidianos como esas sandalias con calcetines al que Aibar tiene la ironía de dedicar un buen plano.
El Sustituto no está lejos de La isla mínima, ni de su versión alemana Free Country, por la referencia de ambas a una situación política previa y las heridas abiertas y sin cauterizar. Las tres invitan también a una mirada hacia adelante, desde la esperanza de entonces, en este caso, el triunfo de la mayoría socialista en las siguientes elecciones como punto de partida del esperado cambio real. Esta está un escalón por debajo, aunque no renuncie a una historia potente y a escenas de acción tan conseguidas como la persecución automovilística. Tengo la sensación de que le falta un pulido. De todas maneras, es un buen thriller con mucho de cine histórico, no olvidemos que hablar de las miserias de una sociedad es una muy buena forma de retratarla.
Público
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