Sajalín Editores
250 páginas.
Hay libros de los que te enamoras, así, con contundencia. Libros que sabes que, a partir de su lectura, se convertirán para siempre en parte de tu catálogo personal, que nunca olvidarás lo que cuenta. Y que posiblemente nunca seas capaz de explicar porque te ha gustado tanto. Por supuesto esta sensación tiene mucho de subjetivo, y también posiblemente influyan factores ajenos al propio libro: el momento, tu propio estado emocional, tu empatía con sus personajes....
Esto es lo que me ha pasado con La reina del islote de piedra, que me he enamorado.
Es una novela que no parece que lo es, está compuesto de pequeños capítulos, ninguno supera las dos páginas y todos cuentan con su propio título. Durante los veinte primeros, tenía la sensación de que lo que tenía delante, era el dibujo de un paisaje que incluía naturaleza, personas y costumbres, un retrato del área de Limerick, en Irlanda, de las personas que lo habitan, de sus sueños, sus esperanzas y sus frustraciones. Y sobre todo, tenía la sensación de que estaba pintado por su autor con un amor infinito.
Las protagonistas son tres mujeres, Saoirse, una niña al inicio, su madre, Ellen, y su abuela paterna, Mary. Una trinidad capaz de convivir en un constante estado de enfrentamiento pero asegurando una fraternidad irrompible. Con ellas vamos avanzando en una historia compuesta de pequeñas historias, en una narración limpia y que se desarrolla con la sencillez de la verdad. Conoceremos a muchos personajes que pululan a su alrededor, y nos resultará imposible no quererlas a ellas, en todas las décadas que pasaremos juntos.
El libro es tan delicado como hermoso, tan lleno de aristas como de luz. Capaz de hablar del terrorismo del IRA, de la agresividad irlandesa con lo que se consideraba el mayor de los pecados, el sexo, de las familias disfuncionales, de la vejez.... Pero también, y sobre todo, de la esperanza, del valor del esfuerzo, de la felicidad como un estado complejo que necesita integrar la tristeza.
Tengo la sensación de que Donald Ryan nos está regalando algo que le queda muy cerca, que hay mucho de su propia familia en estos personajes y en sus vivencias y por eso su alma es tan transparente. Necesito volver pronto a este autor. Aunque nadie me garantiza que vuelva a enamorarme de sus próximos personajes como de estas tres maravillosas mujeres, sí estoy seguro de que disfrutare de las palabras de alguien que disfruta contando hermosas historias.
Gracias.
Público
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