México 2024
Manuel García Rulfo. Tenoch Huerta. Ilse Salas. Dolores Heredia. Hector Kotsifakis. Giovanna Zacarías. Yoshira Escárrega. Ishbel Bautista. Roberto Sosa. Noe Hernández. Mayra Batalla
Fui a Comala porque me dijeron que allí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
Esa frase abre una novela breve que para mi es un monumento literario. También así comenzaba la importante adaptación teatral que hace unos años ofreció Mario Gas, y así nace esta película.
No es fácil adaptar una obra tan literaria de la que creo que cualquier lector que la conozca tiene su propia mitología, una narración cuyos protagonistas están muertos y cuyos diálogos se componen de susurros que llegan no se sabe de donde. Gas optaba por la creativa opción de un dialogo a dos. Pero lo cierto es que cuando Netflix anunció la película, la reacción más abundante ha sido la prevención
Y visto lo visto ¿ cual es el resultado? pues muy por encima de lo correcto, hay que reconocerlo.
Prieto se enfrenta al material narrativo con seguridad y con una mirada clásica. Nos cuenta la historia sin evitar la perspectiva espiritual del original, pero sobre todo, pone su fuerza en la historia del pasado de Pedro Páramo y de Comala. Lo hace con un punto de distancia que la aleja del modelo tradicional sin por ello perder peso, ni dificultar su comprensión, eso sí, el juego con los tiempos y eficaces recursos narrativos, consiguen transmitir la sensación de que estamos dentro de una burbuja donde todo sucede en una amalgama de planos y tiempos. Que, como el hijo que buscaba a su padre, estamos perdidos y atrapados en un pueblo de cenizas.
Así, lo que contaba Rulfo nos llega de una forma clara en toda su dureza. El retrato de esos terratenientes, esos hombres fuertes dueños del mundo y sus habitantes, del que tomaban todo lo que deseaban sin ningún límite. Capaces de crear ciudades y de llevarlas a la ruina. Hombres enfermos, empapados de soberbia y de pecado. Titanes y demonios. Pedro Páramo es el paradigma de esos personajes que, posiblemente hayan puesto los cimientos del México moderno para sembrarlo después de escombros y cadáveres.
Lo que más tenemos que agradecer a Prieto es no haberse dejado llevar por el exceso de querer empapar la pantalla de un aparente realismo mágico. Todo lo que ocurre está al servicio de lo que se nos cuenta. Y la caligrafía es hermosa al tiempo que tiene la fuerza que necesita.
El resultado de este empeño valiente, ya lo dije, se puede aplaudir. No, no esperemos el impacto de la novela, eso era un objetivo imposible. Pero eso no la descalifica para ser una muy buena propuesta. Sin complejos.
Público
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