Petzold se ha convertido en uno de los directores europeos especialmente interesantes. Creo que se debe a una personalidad destacada que hace de cada una de sus películas una obra singular con su propio estilo, sea esto un cuento fantástico, una reflexión sobre la emigración o una narración sobre una resurrección.
Además, su escenario siempre es un Europa herida, confusa ante la encrucijada del futuro pero también con una herencia histórica sólida.
En esta ocasión, posiblemente lo que nos cuenta es una extraña historia de amor entre un hombre perdido en su ansiedad por triunfar y una joven libre. Ellos dos, junto con otra pareja, coincidirán durante varios días en una casa en el bosque, mientras un gran incendio forestal se acerca cada vez más.
Y poco a poco, asistimos a acercamientos y rechazos, descubrimientos y dudas y, en definitiva, al encuentro de esos cuatro personajes que, como si se tratase de una película de Rohmer, pasan el tiempo con aparente ligereza.
Creo que en Petzold siempre hay un mensaje de fondo, en este caso, el de una Europa que se encuentra sin una dirección clara mientras alrededor el cielo se tiñe con el rojo de las llamas.
El resultado es interesante, aparentemente transparente a pesar de su artificialidad, aunque personalmente, siempre preferiré una película de Rohmer a una película que hace alguien pareciendo Rohmer.
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