NOVELA: AL FILO DE LA NAVAJA de W. Somerset Maugham

 

Debolsillo

400 páginas

Disponible en ebook

Estoy volviendo atrás, no sé si es una regresión propia de la edad, pero lo cierto es que últimamente he perdido parte de mi voracidad por las últimas novedades literarias, frente a volver de vez en cuando a los clásicos, algunos asignaturas pendientes, otros retornos.

En este caso, Somerset Maugham es uno de los autores con los que en una época adolescente, formaba mi colección de favoritos, entre los que también estaban otros como Pearl S Buck, Lajos Zilahy, Ayn Rand... todos ellos ocupaban espacio en la magnífica biblioteca de mi padre a la que debo tantos sueños.

Siempre quedan obras pendientes. Al filo de la navaja era una de ellas. Ya no.

En este caso, el autor nos cuenta la historia de Larry Durrell, un joven americano que, tras regresar de la guerra en Europa, donde luchó como aviador, se deberá de enfrentar a una ausencia espiritual que le llevará a la búsqueda de lo más parecido al alma. Su camino le llevará a ciudades cosmopolitas como París y Londres, pero también a lugares lejanos como la India. A su alrededor, un grupo de personajes que, de una forma u otra se verán afectados por sus decisiones.

Recordaba la capacidad de Maugham para crear escenarios y retratar una sociedad que, en este caso, se mueve alrededor de la riqueza y la pérdida, cabalgando la frivolidad. Su estructura de clases, su amoralidad..... También la maestría de sus personajes, complejos, desorientados, tremendamente humanos. Todo ello está aquí a su mejor nivel.

Pero hay dos aspectos que me sorprenden y que convierten esta novela en especial. Por un lado, el propio autor es uno de los personajes que, por supuesto, hace de narrador. Eso sitúa nuestra percepción en un nivel inicial de la historia. Pero además, lo más relevante, es una novela deconstruida, donde son pocas las acciones que conocemos en directo y la composición se forma a base de relatos y recuerdos que forman un conjunto muy atractivo y que nos lleva a avanzar desde la intimidad de lo que está ocurriendo.

Al final hay una historia, pero también una crónica de ese momento histórico y material para la reflexión. Todos, en algún momento, nos preguntamos por el sentido de todo esto.

Definitivamente, volver a los clásicos siempre es un regalo. Y si encima son viejos amigos, nos devuelven sensaciones de aquellos años en que la lectura no se había convertido en un placer acumulativo, sino en un viaje a algún lugar maravilloso.

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