470 páginas
Disponible en ebook.
He leído bastante a Sandor Marai hace unos años, y desde el
principio de Los Celosos me encuentro con la sorpresa de que no recordaba que
su literatura fuese formalmente tan sofisticada. Puede ser perfectamente un
problema de mi memoria o que esta obra, que me parece más extensa que el resto,
esté más elaborada. No importa. Es una novela magnífica en cualquier caso.
Todo comienza cuando Peter, el hijo mayor de la familia
Garren, alejado de su ciudad natal por trabajo, recibe una carta anunciándole
la enfermedad de su padre, presumiblemente cerca de la muerte. El joven lo
abandonará todo para regresar a la casa de su familia y, junto a sus hermanos,
esperar la llegada del final.
No conozco lo suficiente la historia de esta parte de Europa
como para contrastar que, tal y como he leído, la obra habla, como otras piezas
de su autor, de la caída del Imperio Austrohúngaro. Pero sí es palpable su
narrativa de la decadencia y el derrumbe no sólo de un país sino casi de una
civilización asentada sobre estructuras sociales caducas y soberbiamente
alejadas de los referentes económicos cuando estos comenzaban a ser reconocidas
como los símbolos del poder. Esa caída es trasladable a muchas épocas y territorios, siendo casi un lugar universal en la cíclica historia universal.
Hay realismo y sobre todo minuciosidad a la hora de retratar
a los personajes, pero se les coloca en escenarios que en ocasiones tienen
mucho de estructuras solidas y fantasmales con vida propia. De hecho, en
algunos momentos, llego a percibir la complejidad como un antecedente de
Cartarescu. Su narrativa se estructura en cuadros donde hay poco movimiento
pero muchísimas formas, detalles y color, y a partir de ellos va componiendo un
mural donde están todas las piezas: la ciudad, los invasores, los médicos, los
criados, el resto de habitantes, los capitalistas….
Pero donde verdaderamente está el núcleo es para su autor en
la familia, esa unidad que se reconoce alrededor de la muerte del patriarca
pero que desaparecerá una vez que él haya desaparecido, porque la palabra de
Marai nos permite asomarnos al futuro, e incluso, conocer el alma, en ese
bellísimo capítulo final. Es ahí donde el autor consigue que su forma de escribir sea como un bisturí que penetra en lo más hondo de cada uno de sus personajes.
Los Celosos es una novela grande y compleja, llena de
historias que conviven entre el recuerdo y la digresión. Uno de esos libros
cerrado en si mismo y en que, aprobando sus códigos, tenemos la sensación de
estar en un mundo singular.
Y nos recuerda que contar la Historia, tiene mucho de contar
la historia, aunque no sé si he utilizado mayúscula y minúscula de forma
correcta.
Público
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