Natalie Portman. Julianne Moore. Charles Melton. Cory Michael Smith. Charles Green. Andrea Frankle. Kelvin Haan Ye. Haley Wist.
En la carrera de Haynes hay varios melodramas que, asumiendo la estética del género hasta casi el mimetismo ( Lejos del cielo, Carol ) actualizaban su contenido. No sorprende por lo tanto que en esta ocasión, la base sea también una historia probablemente susceptible de ser contada como un melodrama, pero, una vez más, hay cambios, en este caso, mucho más arriesgados.
Hace unos veinte años, tuvo lugar en una localidad de EEUU un suceso realmente escandaloso. Una mujer casada y con hijos, de más de treinta años, fue condenada a prisión al descubrirse que mantenía relaciones sexuales con un niño de trece años. Todo se agravó cuando se hizo público que ella estaba embarazada del joven. Lo más sorprendente es que tras su salida de la cárcel y la mayoría de edad del muchacho, la pareja contrajo matrimonio y siguen juntos más de dos décadas después.
Lo primero diferente en esta propuesta es la perspectiva. Lo que Haynes nos cuenta no es esta historia de forma directa. Todo se sitúa 24 años después cuando una actriz acude a pasar unos días cerca de la familia de cara a inspirarse antes de rodar una película representando a la mujer condenada. Por lo tanto, lo ocurrido entonces sobrevuela toda la cinta pero lo hace con un grado de certeza relativa. El personaje interpretado por Portman intentará obtener diferentes puntos de vista, con lo que nosotros obtendremos un retrato calideoscópico muy rico. Además, la relación entre las dos mujeres, se mueve en una línea no definida de cercanía y rechazo, por momentos algo vampírica, para cuya puesta en escena, el director se inspira de forma transparente en Persona de Bergman.
Es precisamente la puesta en escena donde encontramos otra apuesta contundente. Se subliman los códigos del melodrama, la música que se eleva por encima de la narración guiando en ocasiones hacia el thriller intelectual, las imágenes que en muchas ocasiones se presentan con una textura incierta, nebulosa, esos primeros planos tan agresivos....El resultado es impactante, desde el primer segundo.
Y finalmente, posiblemente su valor más importante sea el guion. En apariencia desordenado, compuesto a golpes, pero tremendamente minucioso. Lo que nos muestra es un apasionante catálogo emocional que recorre de forma ambigua y preciosa aspectos complejamente adultos en las relaciones de dependencia de las personas. Precisamente, es desde el dibujo de los personajes, desde donde mejor se puede disfrutar, especialmente esa mujer sólida, fuerte y frágil a un tiempo, con capas oscuras que nunca son totalmente transparente, y con la que Julianne Moore vuelve a ofrecernos una de sus grandes interpretaciones.
Secretos de un escándalo es un ejercicio muy potente de narración y material para reflexiones complejas. Cine adulto. Y posiblemente un paso más en la actualización de un género que nunca desaparecerá porque apela directamente a nuestras emociones.
Público
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