Malena Alterio. Aitana Sánchez Gijón. Rodrigo Poisón. José Luis Torrijos. Manuel de Blas. Iñigo de la Iglesia. Mariona Ribas
Hace unos años, creo que seis o siete, me quede enganchado a una película que se titulaba La vida y nada más. Dirigida por un español, su trama encajaba a la perfección en el cine indie americano y, sobre todo, era capaz de mostrar en imágenes algo tan transparente como lo que es la vida.
A ver si consigo explicarlo: Hay historias centradas en una trama concreta, hay otras centradas en un devenir, en un trayecto en un existir.
Méndez Esparza lo conseguía en su cinta anterior. Contar lo que les pasaba a unos seres humanos que tenían que enfrentarse a las diferentes circunstancias que la vida le ponía delante.
Tengo la misma sensación con Que nadie duerma. Hay una fluidez absoluta en la historia de esta chica que, tras hundirse la empresa en la que trabaja, decide comprarse un taxi y lanzarse a la calle. Es su vida. En apariencia no se dirige a ningún sitio, simplemente ocurre, se van acumulando pequeñas historias en la que entran personajes, algunos caricaturas de pequeñas viñetas, otras, preparadas para formar parte de un fondo de historia.
¿Que diferencia esto de la película anterior de su director?.
Por un lado, posiblemente por la utilización de material procedente de Millas, existe cierto nivel de surrealismo en las historias que se comentan y sus esquinas. Por otro lado, hay un sustrato en todo lo que se cuenta y es la diferencia entre la realidad y la ficción, y la verdad de lo que se nos está contando.
Que nadie duerma tiene unos códigos caligráficos particulares. Las referencias chinas, el retrato de una mujer que juega entre la lucha y la huida, los datos sobre la vida que hay detrás, las necesidades de venganza. frente a la resignación.... y sobre todo, la entrega del material al espectador que, finalmente, será quien termine de construir lo que nos han contado, aunque por el camino nos hayan guiado a base de cortes aparentemente abruptos y fugas inesperadas al desconcierto. Es difícil ir más allá sin deshacer el misterio y ese es uno de sus principales valores, o sea que aquí me detengo.
Es una película tan sabia que parece una comedia cuando es un drama, que se ríe cuando habla de amargura, que duele sonriendo.....
Extraña, sorprendente y gozosa hasta el final.
Y por supuesto, con Malena Alterio, al cien por cien. ¿ Porqué Méndez Esparza no dirige más?
Público
Comentarios