TEATRO: VUELAN PALOMAS de José Luis Gómez/ Javier Huerta Calvo

 

Dirección.-

José Luis Gómez

Intérpretes.-

Clemente García. Roberto Mori. Lidia Otón. Marcos Toro. Alberto Granados.

No tenía Vuelan Palomas entre las obras prioritarias a ver esta temporada, y si me he decidido, muy rápido esta vez, ha sido debido a las críticas que he leído al respecto, alabanzas que hablaban de montaje exquisito, de belleza y de inteligencia. 

Salgo después de una hora y cuarto en el Teatro la Abadía, ese lugar que adoro, con una sensación compleja, la de no haber sido capaz de apresar todo lo que nos ofrece este espectáculo y, a pesar de haberlo disfrutado mucho, no haber sido capaz de alcanzar el nivel de gozo que sí han disfrutado otros.

Quizás mi problema sea no ser capaz de descansar en las palabras, escuchar este texto y no pensarlo, buscar en la propuesta una razón más allá de lo que estoy recibiendo. Y no quiero llamar a engaño: he disfrutado un montón de este hilvanado de sermones, de estampas hermosamente dibujadas y, sobre todo, de un trabajo actoral de primera categoría en las voces y gestos de cuatro intérpretes capaces de mutar en diferentes personajes rozando siempre la perfección.

Sí, he dicho sermones, y lo explicita el subtítulo de Vuelan Palomas: "Arte de sermones para tiempos inciertos". Porque la base de la propuesta de José Luis Gómez se basa en elevar a estos como género literario, eso sí, con un objetivo mucho más contundente que cualquier relato o poema, y posiblemente con una eficacia mucho más inmediata.

En ese trayecto, que comienza con lo que supongo serán algunos de los predicadores clásicos del siglo XVI, también nos recuerda el creador/ director, la posición de la mujer, relegada a la mística por la prohibición de ocupar el espacio público de esos discursos.

Es un regalo escuchar esas palabras, asistir a la agresividad de los defensores de la fe, detectar lo artificioso de algunos, lo fanático de otros. Y llegar hasta el lugar donde los sermones se equiparan a discursos políticos en los peores momentos de nuestro país. El epílogo, una reflexión sobre España, con la aparición final de María Zambrano y la tristeza hermosa de sus únicas palabras.

Repito, Vuelan Palomas han sido setenta y cinco minutos de belleza, de ensalzamiento de la palabra, de plástica visual y sonora ( muy importante el papel de la música ), de excelentes interpretaciones ( lo repito ) y de material para la reflexión. Un espectáculo importante y muy logrado. Personalmente, lo único que me ocurre, es que no soy capaz de encajar todas las piezas, de darle la unidad que, por ejemplo, si tendría un recital de poesía. Seguramente tengo que aprender a pensar menos en algunos momentos.

Una última nota, es este un espectáculo frontal, para disfrutar plenamente su estética es recomendable estar en la zona central ( no en un lateral, como estaba yo).

Público


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