Manolo Solo. José Coronado. Ana Torrent. Petra Martínez. Mario Pardo. Juan Margallo. María León. Soledad Villamil. Antonio Dechent. Helena Miquel. Jose María Pou. Venecia Franco
Si he corrido a ver Cerrar los ojos el día de su estreno ha sido fundamentalmente para no recibir más opiniones. Siempre me generan tensión las expectativas y en casos como este eran grandes. No quería que siguiesen creciendo, algo que iba a actuar en contra de la propia película.
Erice es un director austero en su producción pero alabado en todo lo que dirige. Un director que casi se reta a si mismo si tenemos en cuenta el reconocimiento de su filmografía, parece que sólo puede ofrecer películas únicas y, lo digo ya, esta lo es.
Todo comienza con un programa de televisión sobre casos sin resolver que rescata la historia de un actor desaparecido veintidós años antes, en la mitad del rodaje de una película. Miguel Garay era el director de la cinta y buen amigo del protagonista, Julio Arenas. Por eso es contactado para dar su opinión y, de alguna manera, eso le llevará a recuperar una historia que creía olvidada.
Por mucho que se haya contado, personalmente siempre evito adelantar argumentos. Por eso me cuesta hablar más de la trama. Digamos que lo que sucede a partir de ahí será un misterio y, lo más importante, que lo que Erice decide es relatar el misterio, no solucionarlo.
Pero no es importante, porque lo que verdaderamente nos ofrece Cerrar los ojos es un ejercicio narrativo, pleno, generoso, para el que se toma su tiempo no con lentitud sino con densidad. Cada personaje tiene su tiempo, cada recodo de la historia, cada detalle. La sensación que tengo a medida que avanza la historia, es de serenidad y complicidad con lo que me están contando, de embarcarme en un gran texto con mucha importancia en si mismo, y puesta en pie con inteligencia y rigor, pero también la capacidad visual y sonora de transmitir una seca poesía. Y así pasan tres horas sin que apenas nos demos cuenta camino de esa última secuencia maravillosa.
La película, sin duda, es también una declaración de amor al cine. Lo es desde su contenido, por supuesto, de un cine artesano, entrañable, de la magia en la sala oscura. Y lo hace desde la nostalgia de un mundo que desaparece y del que sólo quedan ya los héroes moribundos. Esa nostalgia, le da también a la cinta un toque totémico, de homenaje resistente.
Todos los que están involucrados en el proyecto contribuyen al resultado. Manolo Solo es el tronco y sostiene gran parte del peso, pero a su lado, hay interpretaciones tan potentes como la de José Coronado o de una Ana Torrent que regresa décadas después con el director para traernos un personaje lleno de matices.
Como he dicho al inicio, el resultado es único, Cerrar los ojos es una película diferente a pesar de contar con una caligrafía claramente clásica, ambiciosa pero humilde, segura de si misma, atrevida. Y, sobre todo, capaz de hacer algo en apariencia tan simple, pero tan difícil, como contarnos una historia, a cada uno de nosotros.
Público
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