NOVELA: UN HOGAR PARA DOM de Victoria Amelina

Avizor Editores

400 páginas

Hay muchas formas de contar la Historia. Personalmente, la que más me gusta es la recreación cotidiana, trasladar lo que ha ocurrido a través de la percepción íntima del día a día de un conjunto de personajes.

Esto es lo que hace Victoria Amelina en Un hogar para Dom. En una ciudad ucraniana, en un piso de dos habitaciones, vive una familia estructuralmente desordenada formada por un antiguo piloto ruso, su mujer, sus dos hijas ( ambas separadas ) y sus dos nietas, una de ellas ciega. La Unión Soviética se ha desmembrado, comenzamos en los años noventa, y los seis intentan encontrar un espacio moral en el que moverse desde el contraste de sus antiguas creencias con unos principios que empiezan a regir de forma caótica su existencia. Los acompañaremos durante varias décadas en las que acontecimientos como los atentados contra las torres gemelas o las manifestaciones de Maidan, sólo añadirán confusión. Y donde la referencia literaria y cinematográfica de la mafia, se hará realidad.

Como hizo en su día Virginia Woolf en Flush para contar la vida de Elizabeth Barrett, Victoria Amelina, elige la voz de Dom, un caniche, como narrador. Será él desde su inocente objetividad y su capacidad olfativa, quien nos vaya dibujando este conjunto que, desde un inicio claustrofóbico, va abriéndose al exterior para mostrarnos que, el desconcierto y la inseguridad de esta familia, no es más que el reflejo de un país que, cruzado constantemente por los vientos de la Historia, ha recibido una vez más su aparente libertad sin las herramientas o la formación necesaria para que redunde en beneficio de sus ciudadanos.

Un hogar para Dom es una novela que puede leerse cono una crónica vital de supervivencia y también como un cuadro más profundo, donde el simbolismo irá retratando el alma de esta nación a través de los diferentes acontecimientos que han compuesto su pasado y forman su presente. A pesar de las detalladas y rigurosas notas a pie de página, no puedo dejar de tener la sensación de que algunas se me escapan por mi desconocimiento de la historia del país y de que el libro ofrece más de lo que yo encuentro. Un ejemplo es la aclaraciónm final que lo cierra y que tanto agradezco.

Disfruto de lo que Dom nos cuenta, las pequeñas anécdotas y los perfiles de las criaturas que aparecen en sus páginas con los que es sencillo empatizar. Pero disfruto sobre todo del lenguaje, una mezcla perfectamente equilibrada de realismo y poesía, siempre empapado de una ingenuidad delicada, posiblemente fruto de la experiencia de su autora en historias infantiles. Su prosa es transparente, cristalina, y eso establece un diálogo muy sincero con el lector.

Ucrania ha sido un país poco conocido para mi hasta que, una  vez más, ha tenido que afrontar otro revés de la Historia que todavía no ha concluido. La guerra que están sufriendo es un aberrante anacronismo en un mundo que se pretende civilizado. En su novela, Victoria Amelina nos recuerda que entre los blancos y negros siempre hay grises, y que es injusto exigir al ser humano la pureza de sus comportamientos en entornos que los sacuden sin piedad. La culpa aquí no llama al castigo sino a la misericordia. No nos atrevamos a juzgar a las víctimas y preguntémonos si siempre hemos sido igual de duros con los verdugos.

Lamentablemente Victoria Amelina no escribirá más. Ella ha sido una de las víctimas de esta contienda. Nos deja un regalo precioso en Dom, el Coronel, Olia, Masha.... todos ellos formarán parte, para quienes leamos Un hogar para Dom, de esos personajes que somos incapaces de encerrar en las páginas de un libro y a los que siempre desearemos, como al resto de los habitantes de Ucrania, que por fin reciban la paz a la que tienen derecho. Ese hogar que, como Dom, anhelan.

Público

Comentarios