Joel Edgerton. Sigourney Weaver. Quintessa Swindell. Esai Morales. Matt Mercusio. Rick Cosnett. Victoria Hill. Jared Bankens. Eduardo Losan.
Taxi Driver, escrita por Paul Schrader es sin duda la historia de una redención hecha película, donde un ex soldado de Vietnam, encontraba en su lucha por salvar a una niña prostituta, la forma de mitigar su propio dolor. Desde entonces ha habido muchas otras guerras, muchas tragedias, muchos pecados en una sociedad empeñada en luchar contra si misma. Y Schrader, ya convertido en director, siempre ha necesitado poner en imágenes el dolor de esa batalla de ser humano contra si mismo.
El protagonista es en esta ocasión un hombre que, por supuesto, tiene un pasado esculpido a sangre y fuego, pero que parece haber encontrado su salvación en un lugar muy parecido al paraíso, un precioso jardín al que entrega todos sus cuidados. Es silencioso y cercano, se preocupa por los demás y se entrega con pasión a la tarea de crear belleza desde la naturaleza. Incluso admite algún pago un poco más humillante en una relación perversa a la que se pliega, probablemente como admisión de su deuda con cualquiera que le ayude.
Pero el pasado, grabado en su piel como un estigma. volverá a hacerse presente ante la aparición del amor, algo ante lo que se había considerado inmune.
De todas maneras las cosas han cambiado. Y tengo la sensación de que ( a ver si soy capaz de explicar el matiz ), frente a la redención como objeto narrativo, Schrader se ha decido por redimir a sus personajes, asumiendo una posición casi divina, quizás reconociendo que el mundo se ha convertido en un lugar mucho más cruel que ellos.
Hay muchas cosas en esta película que me hace disfrutar viéndola a pesar de algún punto de guion que podría resultar difícil. Interpretaciones magníficas, en especial de Edgerton en un difícilísimo personaje y una Sigourney Weaver recuperada y oscura. Una caligrafía tan clásica como hermosa, elegante y serena. La solidez del compromiso de su autor, claramente transparente.
Hoy éramos dos en la sala de los Renoir en Madrid. Sí, no es cine sencillo, es sólo cine que se acerca a lo grande, porque ya lo habría sido hace cuarenta años. Me siento muy unido a este tipo de personas que quieren seguir contando historias que merezcan la pena.
Público
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