NOVELA: EL NOVIO CHINO de María Tena

Editorial Planeta

250 Páginas

Disponible en ebook

Lo fácil sería definir El novio chino como una novela gay. Una historia de amor entre un occidental y un nativo, durante la Expo de Shanghai de 2010. Es una opción, pero sería muy limitativo. Lo que nos cuenta María Tena va mucho más allá, y de hecho, me atrevería a decir que el género de los personajes no tiene ningún objetivo de reivindicación sino que sirve para posibilitar un tono de cierta clandestinidad que elimina los lugares comunes de un relato romántico.

En primer lugar, sorprende la distancia entre los dos miembros de la improbable pareja. Bruno es un español, de Sevilla, que en un momento complejo de su vida, ha tenido la suerte de ser contratado como relaciones públicas del Pabellón Español en la Expo. Emprende esa aventura con inquietud por lo que deja y hambre por lo que puede encontrar en esos seis meses en China. John ( nombre occidentalizado ) es un joven cuya familia vive rozando la miseria en un entorno rural, que huirá a la capital en una desesperada búsqueda de futuro. El primer logro de la escritora es hacer creíble el encuentro y la relación entre ellos, un atrevimiento que encuentra su territorio para dejar de ser imposible.

En este sentido Shanghai se convierto en un lugar extraño y único donde todo puede ocurrir, subrayado por la aparente falta de solidez del trabajo de Bruno. La Expo es casi un espacio tiempo artificial, construido con la presencia temporal de personas que no pertenecen a ese entorno, donde todo puede ser sólo presente sin necesidad de trascendencia. Alrededor, la ciudad y el país la envuelven en su desarrollo productivo salvaje pero incapaz de borrar los vestigios de tradiciones ancladas en el adn de sus habitantes, ese orgullo milenario . Posiblemente de las cosas que más he disfrutado es precisamente la capacidad de la autora para exponer ese paisaje donde integra a la perfección lo estético con lo íntimo, la exuberante con lo antropológico, la tradición y el futuro.

Y luego, por supuesto, está la vertiente humana, la que habla del paso del tiempo y la necesidad de afrontar el desengaño entre la ilusión y la realidad, la que, con la precisión de un cirujano y la delicadeza de la comprensión, expone tanto la bondad y la generosidad del amor con las miserias de la necesidad y la soberbia. Posiblemente desde ese unto de vista se pueda decir que El novio chino es una novela triste, pero de una tristeza pausada. Precisamente, una de las decisiones creo que más acertadas es la desdramatización de la relación evitando la facilidad y optando por una observación mucho más serena.

Me gusta mucho la escritura precisa e inteligente, luminosa. Y sobre todo, me gusta la narrativa a base de elipsis perfectas y de huecos que nosotros podemos decidir llenar. Con esta técnica en la que nada sobra, conseguimos recorrer los seis meses en Shanghai sintiendo el transcurso del tiempo, también en los años que nos llevan al último capítulo.

El novio chino es magnífica, capaz de trasladarnos a otro horizonte y ser crónica de las diferencias entre oriente y occidente en el momento en que China se presentaba al mundo con la exuberancia de un materialismo descontrolado. Es también una crónica íntima, del paso del tiempo, de la realidad que siempre regresa para sacarnos de cualquier burbuja.

Una lectura amena, sin duda, pero que también nos invita al conocimiento y a la reflexión.

Adquiere aquí El novio chino

Público

 

Comentarios