NOVELA: LA PINTORA PELIRROJA VUELVE A PARÍS de Ara de Haro

 

Alianza Literatura

130 páginas.

Sí, lo reconozco, mi conocimiento de Remedios Varo era mínimo, simplemente la ubicaba como pintora en ese grupo de surrealistas que vivieron una época dorada en París alrededor de Picasso y Max Ernst. Ni su obra, ni su relevancia, ni el resto de su vida, todo me era ajeno, sólo un personaje secundario. La verdad es que en general, mi contacto con el arte es sólo admirativo.

Está claro que Ara de Haro sabe mucho de arte, desde una visión posiblemente académica pero siempre personalmente interpretada, pero sobre todo, está claro cierto compromiso con sacar a la luz la importancia de algunas mujeres que nunca tuvieron el protagonismo que merecían. Lo hizo en la gozosa El color de tu nombre, y lo vuelve a hacer aquí.

Lo que nos propone no es ni una biografía ni una novela histórica. Elige una etapa concreta de su vida, renunciando a otras, y un epílogo años después que además justificará el atractivo titulo.

Remedios, cuando la conocemos, ha huido de España para llegar a una ciudad que es una especie de paraíso luminoso, donde en esos momentos reina la libertad que preconiza el surrealismo. Ella está dentro de ese grupo que lideran grandes personajes, y posiblemente su silencio es el que le permite observar y hacer que su mirada, aun en tercera persona, sirva de referencia de una crónica lúcida, realista y desmitificadora. Que difícil conseguir que un relato que apuesta por la intimidad y es capaz de introducirnos en el alma de su protagonista, dibuje además un paisaje tan rico del entorno, y lo haga sin ningún exceso, renunciando a cualquier lugar común. De esta mujer lo que a la autora parece buscar y sin duda consigue, es contarnos su valentía siendo cobarde, su fuerza siendo frágil y su relevancia siendo humilde. 

He citado antes El color de tu nombre, entonces me atrapó la aparente ligereza de la prosa, todo parecía ser ágil, brillante, como decía su título, remitía al color y a una cultura casi pop. En esta novela, ese lenguaje sufre la metamorfosis de adaptación a la pintura de Varo y sus compañeros. Es denso, cargado de metáforas que nos sitúan en un lugar casi físico pero habitado por el sueño. Sé que suena extraño pero me cuesta transmitir la fascinante sensación que me produce.

Está claro que en este libro hay mucho amor por un personaje, y mucha renuncia para no cubrir con datos o anécdotas su alma, y es imposible, o al menos lo es para mi, no encontrarse con alguien a descubrir, buscar sus cuadros, sobre todo sus fotografías, su mirada. Y entender una vez más que debajo de cualquier personaje hay un ser humano que corre el peligro de desaparecer si no cuenta con alguien generoso y capaz, dispuesto a escribirla.

Y para finalizar, siempre queda el epílogo, y el de esta historia de la pintora pelirroja tiene la tristeza de dibujar a la perfección el paso del tiempo junto a la dulce melancolía de entender que el amor sólo es cierto si no pretendemos ponerle límites, Porque al final, quizás todo en este mundo sean historias de amor.

Público


Comentarios