Colin Farrell. Justin H Min. Jodie Turner Smith. Haley Lu Richardson. Malea Emma. Sarita Choudhury
Al ver After Yang me vienen a la memoria dos novela de Kazuo Ishiguro, Nunca me abandones ( una de las más hermosas y tristes nunca escritas ) y Klara y el sol. En ambas, el protagonismo está en personas artificiales, su interacción con los humanos y la duda sobre la legitimidad de sus sentimientos.
También comparte con estas obras la textura, una ciencia ficción exenta de cualquier agresividad y contada con la tranquilidad y sencillez de un Chejov, una actitud bastante poco habitual en las obras de género. En este caso, la imagen ayuda a potenciar esa sensación con una estética de colores mate, inspiración oriental y ajena a toda estridencia, y una fotografía que parece siempre tamizada por el filtro de una gasa para transmitir la sensación de un sueño.
La vuelta de tuerca en este caso, es que la historia no está contada desde el protagonismo del no humano, sino desde su ausencia. Por primera vez asistimos a algo tan singular como el duelo por uno de ellos. Hablamos de sus sentimientos desde aquellos que son capaces de generar en quienes han convivido con ellos, y el descubrimiento de lo que podía existir en su interior, es similar al que podría sentirse ante alguien a quien creemos cercano, frente a vertientes desconocidas. El descubrimiento que el personaje del padre hace desde su fondo de recuerdos, llega a tener un ligero aroma de thriller para desembocar en una profunda tristeza llena de ternura. Es entonces cuando se rompe la barrera que imponía la diferente naturaleza, y la pérdida adquiera la densidad de la muerte de un familiar cercano.
After Yang esta empapada de melancolía y de delicadeza, es una cinta hermosamente extraña y sin duda conseguida propuesta que se presenta como una aparentemente pequeña exquisitez. Sin duda un cine que emparenta con grandes maestros como Ozu o Renoir que entendieron el valor de la sencillez y la belleza de las pequeñas cosas.
Público
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