James McAvoy. Sharon Horgan
Tengo que reconocer que me resulta difícil entrar en esta historia. La dinámica de hablar a cámara de los dos protagonistas al tiempo que discuten entre ellos, me distancia y de hecho, esas peleas iniciales son el segmento de la película que me resulta más artificial.
Un matrimonio en horas bajas, deberá de afrontar el confinamiento en compañía de su único hijo, y con la madre de uno de ellos en una residencia.
Como he dicho, la propuesta es menos narrativa que contada, y a medida que avanza, lo que podía parecer una comedia, se va oscureciendo, y parte de los diálogos se van convirtiendo en monólogos donde cada uno vuelca su angustia, su desconcierto y su rabia sobre lo que está ocurriendo.
Hay por lo tanto dos capas en Juntos: por un lado la historia de amor, que funciona con mucha mayor lucidez en los momentos finales, y por otro la crónica, el espejo de la extrañeza que tantos vivimos, que obvia la parte más cuantitativa para acercarnos a la experiencia íntima que todos sufrimos.
La pasada temporada también llegó del Reino Unido otra tv movie que retrataba lo ocurrido entonces, en este caso en las residencias, Help. Ninguna de las dos es redonda pero ambas tienen mucho de positivo y, sobre todo cumple esa labor importante de recordarnos un tiempo en el que todos tuvimos miedo y donde aprendimos a ver la vida de otra manera. Para persistir en lo bueno aprendido entonces, es necesario recordar.
Público
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