528 páginas
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Creo que fue hace unos meses cuando Santiago Rocangliolo
escribió un artículo en El País reivindicando la obra de Stephen King. La
verdad es que sorprende pensar que uno de los escritores más leídos del planeta
sea considerado por muchos como un autor fácil y sólo apto para las masas,
mientras que otros creadores del género como Shirley Jackson sean considerados
clásicos.
Personalmente, lo reconozco, mi percepción hacia él estaba
llena de prejuicios y lo había colocado en el nivel de no interesante, cuando
la verdad es que sí disfruto por regla general con la literatura de terror.
Sólo había leído Los ojos del dragón, que me había sorprendido como cuento
fantástico medieval. Conocía alguna de las buenas películas basadas en novelas
suyas como Carrie o El resplandor, Misery o La milla verde, pero también había
otras más propias de la rapidez del taquillazo como Cujo o Christine.
El caso es que el artículo de El País, lo reconozco, me
ofreció la excusa para bucear en una obra que me inspiraba curiosidad. Y lo he
hecho con El misterio de Salem’s Lot.
Salem’s Lot es un pequeño pueblo en los EEUU de los años
setenta donde, en apariencia, nunca pasa nada. Uno de esos lugares de idílica
convivencia que sólo cuenta con la mancha de un suceso oscuro ocurrido
alrededor de una mansión ahora abandonada que parece vigilar la localidad desde
las alturas de una colina.
Pronto lo apacible, se convertirá en un lienzo desgarrado
por la aparición del terror, de la mano de unos personajes tan clásicos a la
hora de dar miedo, como son los vampiros.
Pues bien, mi valoración de Stephen King es que se trata de
un excelente escritor. Su prosa es cuidada y precisa, capaz de describir con
mucha riqueza un entorno cotidiano que nos recuerda a muchas películas
americanas y que está perfectamente dibujada, tanto en su coreografía diaria
como en sus matices íntimos. La aparición de lo extraño está perfectamente
graduada, el dominio de la tensión es perfecto.
Para aceptar la fantasía, sea terrorífica o no, debe de
asumir una visión abierta con la que no todos los lectores se sienten cómodos.
Desde este punto de partida, El misterio de Salem’s Lot es una excelente
muestra de género.
Conclusión: creo que ya lo comenté alguna vez, el amor a la
literatura debe de responder a una mente abierta, sin prejuicios, de aquí
surgen los descubrimientos que nos ayudan a disfrutar en caminos que de otra
manera no habríamos transitado. King merece no sólo mi respeto, también mi
admiración. Leerlo será mi manera de que me perdone mi anterior desprecio.
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Público
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