OPERA: JUANA DE ARCO EN LA HOGUERA de Arthur Honegger

 

Director de esceba.-

Alex Ollé ( La Fura dels Baus )

Director musical.-

Juanjo Mena

Intérpretes.-

Marion Cotillard. Sebastian Dutrieux. Sylvia Schwartz. Elena Copons. Enkeledja Shkosa. Charles Workman. Torben Jurgens. Etienne Gllis. Guillermo Dorda. Ignacio Mateos. Patricia Redondo. Irene Garrido. Juan Manuel Muruaga.

No conocía esta obra opera/ cantata/ teatro musical, y tampoco la música de Honegger. No tengo contexto del personaje de Juana de Arco, más allá de la leyenda y algunos apuntes de su hazaña. Por todo ello, Juan de Arco en la hoguera ha sido un descubrimiento. 

Por un lado, está el libreto, una ensoñación partiendo de un diálogo entre Juana y una aparición de su pasado. Acumulará escenas que van desde lo burlesco a lo trágico, terriblemente expresivas, pero también abiertas a exponer dilemas y llamar a la reflexión sobre el bien y el mal y el peso de las personas corrientes en la Historia, además de ofrecer una visión entre sorprendente y extravagante de la leyenda.

Por otro está la música. Un conjunto plural e inesperado. Coros potentes y sobrecogedores, fanfarrías festivas y pegadizas, melodías celestiales y fraseos átonos. Todo ello enmarcando diálogos que suenan a desesperación y tristeza. El conjunto es de una belleza inmensa, salvaje y siempre inesperada.

Alex Ollé hace suya la obra y con ella quiere hablar de muchas cosas, lo hace con total transparencia. Quiere hablar del maltrato hacia las mujeres, con ese exceso de genitales masculinos a la vista, la palabra puta escrita en la camiseta de la protagonistas y algunas escenas dentro del coro. Quiere hablar también de la manipulación de las masas y su agresividad como entidad conjunta, utilizando entre otras cosas a unos hooligans de apariencia futbolera. También, por supuesto, habla de la injusticia, del sacrificio, en ese sentido, Juana de Arco es uno homenaje a todos los hombres y mujeres inocentes condenados.

Escenicamente, retorna a sus orígenes, las primeras producciones de La Fura dels Baus que tanto nos noquearon entre la agresividad y la fea belleza. Aquí crea un espacio fuera del tiempo, con un vestuario actual hecho jirones, una oscuridad cortada por luces como cuchillos, el contraste entre el mundo angélico y la tierra. El movimiento es generalmente terrible, osco y provocador, en un estado constante de depravación. La narrativa está plagada de hallazgos que se sobreponen. Y el resultado es un espectáculo brutal, hipnótico, anárquico y apabullante. Pero sobre todo, un espectáculo que se funde a la perfección con la música.

En medio de tanta fealdad y tanto ruido musical, la delicadeza de Marion Cotillard es como un ángel que, desde su columna, cruza la escena como la llama de une vela. Posiblemente esa que terminará haciendo arder la escena final, incomparable y sobrecogedora.

Esta versión de Juana de Arco en la hoguera que a mi me ha fascinado, posiblemente no sea para todos los gustos, pero lo que nadie le puede negar es una personalidad singular que hará que sea recordada por mucho tiempo.

Nota: no he hablado de la introducción, una pieza de Debussy , La Demoiselle Elue, que completa la función como prólogo. Precisamente porque lo único que no entiendo de la propuesta es este maridaje.

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