CINE: MEMORIA de Apichatpong Weerasethakul

 

Colombia 2021

Tilda Swinton. Juan Pablo Urrego. Eikin Diaz. Jeanne Balibar. Daniel Gimenez Cacho. Daniel Toro. Constanza Gutierrez

Todo comienza en la penumbra de un dormitorio donde inesperadamente escuchamos un sonido, como una pequeña explosión. La silueta que presentimos en la oscuridad se levanta, lentamente, y comienza a recorrer la casa. Es una mujer, Tilda Swinton, una actriz de presencia sonámbula que se convertirá en una guía perfecta para la experiencia que vamos a vivir en esta película.

A partir de ahí la acompañaremos en algunas actividades, hablar con un amigo de la traducción de un poema, buscar con la ayuda de un técnico de sonido el que habita en su cabeza, pensar en adquirir una nevera para conservar sus orquídeas, cuidar de su hermana enferma en el hospital, cenar con esta y su marido…. Todas ellas se muestran en pequeñas escenas, muchas veces desde la lejanía con la protagonista pequeña y perdida en el tumulto, siempre con planos fijos, todo ello abonado de pinceladas lentas, imágenes que podrían parecer perdidas pero que terminan formando un conjunto sorprendente y extrañamente coherente en la sensación que nos produce.

Sin que nos demos cuenta van apareciendo en el tapiz líneas de narración: la historia del perro, el joven que parece intentar seducirla, la referencia a los invisibles habitantes del Amazonas, la amistad con una antropóloga …. Pero todas tienen una línea de extrañamiento, ninguna empieza ni termina, son aparentemente apuntes, bocetos.

Hablé al principio de experiencia, Y es que esa es la sensación que tengo con Memoria. Es una película que nos pide que la veamos de otra manera, desde la serenidad y la curiosidad, sin pedirle nada porque no somos conscientes de todo lo que nos va a dar.

Personalmente entro sin problemas, entendiendo que no hay reglas conocidas, con infinita paz, sin buscar la tensión de los conflictos. Y me quedo dentro con una sensación de levedad y de magia, de que estoy asistiendo a la dimensión desconocida de lo cotidiano. Por eso cuando al final, tras un éxtasis maravilloso, una escena parece desvelarnos la causa de todo, me confunde por un momento algo tan concluyente, cuando había aprendido a moverme entre lúcidas sugerencias.

Pero es sólo un instante. Con el reposo de las últimas imágenes comprendo que todo lo que acabo de contemplar, más de dos horas que no he sentido, se abre en posibilidades infinitas, y que todo lo contado puede multiplicarse en infinitas historias.

Memoria es un cine distinto. No recomendable a todo el mundo, posiblemente, pero quien decida disfrutar del riesgo, avanzará en su capacidad de comprender el arte de contar, y tal vez también la vida.

Público


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