Jordi Pujol Dolcet. Anna Otin. Xenia Roset. Albert Bosch. Ainet Jounou. Josep Abad. Montse Oro. Carles Cabós. Berta Pipó.
En primer lugar, vamos a deshacer un posible equívoco: Alcarras es una película rodada en escenarios naturales y con actores no profesionales, pero eso no la convierte en un documental. Tampoco estamos hablando de una cinta que tiene como único objetivo describir un estilo de vida de forma más o menos ficcionada. Alcarrás cuenta una historia que es puede ser real, sí, con los mimbres verdaderos, exacto, pero debajo hay un guion potente, un sustrato narrativo que podría haberse llevado a cabo de una forma más convencional ( y menos arriesgada ) y con intérpretes veteranos. La propuesta de Simón aporta verdad, pero en ningún caso renuncia a su carácter narrativo.
Todo ocurre alrededor de una familia de agricultores que, generación tras generación, han vivido de una tierra que consideraban suya. Los tiempos cambian, los pactos de antaño no escritos dejan de tener vigencia, y el aparente progreso llega a lomos de una invasión de placas solares y unas políticas de precios que hacen inviable vivir como hasta entonces. Afrontar el fin de una forma de vida no es fácil. Es doloroso. Y sólo formando parte de un familia que lucha unida a pesar de las desavenencias, es posible no sucumbir a la desesperación.
La escritura de la historia es meticulosa y delicada, consiguiendo que cada personaje tenga la densidad que necesita. Basta un gesto, una palabra. Quienes los ponen en pie, sean o no profesionales, se encargan de que todo sea verdad. Y en la dirección, Carla Simón sabe contar, con lo imprescindible, un montaje preciso y una mirada limpia, transparente, que capta algo más que la belleza de los paisajes: ese alma que se crea en la mixtura de la tierra con los habitantes que la quieren y la cuidan.
Alcarras está llena de momentos inolvidables porque tenemos la sensación de estar entrando en la intimidad de unas personas a las que entendemos. Son ellos los que, a quienes nunca lo hemos vivido, nos transmiten el valor y la satisfacción del esfuerzo, de las cosas que cuestan y la lucha cotidiana. También de su capacidad de afrontar cualquier desgracia y no rendirse nunca.
La película es digna heredera de otras como El árbol de los zuecos, y no está lejos, en un tono totalmente diferente, de Seis días corrientes, que comentaba hace unos días. Es otro tipo de cine pero que debe de darse a conocer porque lo cierto es que lo que cuenta es apasionante y está muy lejos del tópico de cine de festivales. Alcarrás ha ganado el Oso de Oro del Festival de Berlín ( que poco eco se le ha dado a un reconocimiento tan importante y tan poco frecuente en nuestro cine ). En taquilla está funcionando. Espero que tenga una larga carrera y que suponga un cambio en cuanto a como contar las cosas y que cosas merece la pena contar.
Gracias a Carla Simon por esta bella elegía.
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