Javier Gutierrez. Patricia López Armaiz. Irene Virguez
Martín Cuenca es un director capaz de inocular la perversión en el entorno cotidiano sin que la anormalidad modifique la estética de lo corriente.
Narra con una sobriedad ajena a informaciones complementarias, siempre en presente y con poca necesidad de agradar o facilitar el camino a su público. Desde Malas Temporadas, ha ido depurando cada vez más su exigencia hasta extremos de fascinación en La mitad de Oscar y Canibal. Quizás sólo en El Autor decidió abrirse a algo más comercial donde incluso cierto humor tenía cabida.
¿ Porqué tengo la sensación de que La Hija no termina de funcionar?
La historia es simple y se relata abiertamente desde el principio. Un matrimonio sin hijos, acoge a una adolescente embarazada del centro de menores donde él trabaja, a cambio de quedarse con el bebé cuando nazca.
Para que este cuento mute en género negro ( y no en sentimental o filosófico ), todo se complica con la aparición del presunto padre y el cambio de opinión de la menor. Los pasos se cuentan con transparencia y hay giros imprevisibles al final. Pero siempre tengo la sensación de que me falta algo.
Por un lado, debería de existir cierta tensión narrativa, artificial, sí, pero eficaz, y el género lo pide. Por otro, me falta mucha información que explique porque dos personas, en apariencia corriente, pueden llegar, reflexivamente, a estos comportamientos.
Creo que es tanta la transparencia que incluso Martín Cuenca ha borrado la sensación de perversión. La Hija es correcta, muy correcta, pero sólo correcta. Necesitaba más densidad, más oscuridad, más dolor. No sé.... o a lo mejor yo no tenía un buen día, puede ser.
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