Alfredo Sanzol
Intérpretes.-
Vicky Luengo. Elena González. Ismael González
Según la leyenda, el Golem era una criatura de barro que había cobrado vida a través de las palabras.
Serán las palabras también las que transformen a Felicia, una joven poco formada, que recalará en un extraño hospital para acompañar a Ismael, su pareja. Él, como todos los que habitan en ese lugar, padece una enfermedad desconocida que sólo parece comprender Lois, una doctora enigmática a la que nunca llegaremos a conocer.
La protagonista aceptará una propuesta incomprensible: aprenderse unas palabras que no comprende a cambio de la salvación de su pareja. Como una recreación oscura de Pigmalión escrita por Kafka, Felicia se irá transformando a través del conocimiento.
No quiero contar nada más sobre lo que ocurre en El Golem. Su desarrollo es tan hipnótico que cualquier conocimiento previo podría evitar parte del placer. Simplemente decir que para mi transitar por este texto ha sido una aventura fascinante.
Una vez más Mayorga es un maestro en dramaturgia, capaz de conjugar a la perfección la tesis y la reflexión con la narrativa. En este caso, convierte en un thriller un ensayo preciso sobre el valor de las palabras, la verdad que esconden y sus interpretaciones infinitas, una metáfora sobre el nacimiento de las revoluciones precisamente a través de las palabras....El entorno, pegado a la actualidad, nos muestra un estado donde, como está ocurriendo en los últimos años, la distopía se ha ido acercando a la realidad. Es ahí donde la elección entre la voz y el silencio cobre un significado tan trascendente como la propia existencia.
El montaje de Sanzol es magnífico. Delicado, lento, se toma su tiempo para crear unos ambientes potentes en su minimalismo a través de una escenografía tan inteligente como atractiva. La iluminación y la banda sonora contribuyen a construir un tono de misterio que acompaña a todo el relato, generando una fría y oscura belleza.
Es importante en este caso hacer mención a la interpretación. Desconocía a Vicky Luengo más allá de la serie Antidisturbios. No sé si ha hecho antes mucho teatro. En este caso es la columna vertebral de la obra, siempre presente durante sus dos horas, y consigue un ejercicio inigualable, no sólo en lo que se refiere a la naturalidad absoluta de la palabra sino también en una entrega física absoluta. No puedo despegarme de ella. Es uno de los principales factores para que esta historia sea verdad.
El Golem es un gran texto que tiene la suerte de contar con una excelente representación. Probablemente uno de los montajes de la temporada. Es difícil posiblemente pero a mi me resulto sencillo moverme a través de su transparencia, al entender que lo que realmente formulaba eran preguntas. De esas que no tienen sólo una respuesta. El ejercicio, repito, me parece apasionante. El teatro muchas veces es un camino para entendernos.
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Público
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