CINE: UN HEROE de Asghar Farhadi

 

Irán 2021

Amir Jadidi. Abolfast Ebrehimi. MohsenTanabandeh. Sarina Farhadi. Feresteh Sadrorafael

He leído en ocasiones que se califica el cine de Farhadi como cine de la palabra. Que buena definición. Es cierto. El director iraní compone historias morales donde lo que se dice tiene una importancia fundamental a la hora de proponer los dilemas éticos que componen el corazón de sus creaciones.

En este caso, el protagonista es un hombre encarcelado por una deuda. Dada la vinculación de Farhadi con los clásicos, podríamos encontrar paralelismos entre Rahim Santori y El Idiota de Dostoievski. Lo conocemos durante un permiso, cuando intenta, con la ayuda de su pareja, buscar el modo de evitar su regreso a prisión. Lo que parece en principio un golpe de suerte y luego una buena acción, se complicará hasta envolver a toda la familia en una sucia sospecha, y dejar encima de la mesa un debate sobre cual es la esencia de la bondad y hasta que punto los seres humanos estamos capacitados para una bondad pura.

Pegada a la actualidad, la cinta también nos muestra la importancia que las redes sociales han adquirido en la creación de la conciencia colectiva y la flexibilidad de la verdad frente a la credibilidad.

Una vez más, como ya hizo en otras obras suyas como Nader y Simin y El Viajante, o El Pasado, la prosa de Farhadi crea una aventura emocional llena de matices y de preguntas, en la que es apasionante perderse. Tan verdad y tan cierta que, a pesar de ser un reflejo realista de la vida cotidiana en su país, se presenta como universal.

Con respecto a su gramática, que tantas veces se deja de lado para primar la importancia del autor por el contenido, a mi me gusta esa solidez narrativa que parece simplemente eficaz pero que es capaz de hacer crecer la historia con una contundencia sobria y un estilo depurado.

Hemos olvidado el que para mi fue su único tropiezo, su viaje a nuestro país con  ese enredo de textura lorquiana que se llamó Todos lo saben. Está de vuelta el mejor Farhadi. Y en este caso acompañado de un actor excelente Amir Jadidi, que desde su desconcierto y su ingenuidad nos hace empatizar con él, incluso en sus errores.

Excelente cine que nos recuerda que la cultura no tiene fronteras. Tampoco la bondad. Que necesitados estamos de ese mensaje y de, en ocasiones, dedicar tiempo a mirarnos a nosotros mismos en espejos como este, en los que no siempre salimos favorecidos.

Público           

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