285 páginas
Disponible en ebook
Pedro Simón escribe en este libro claramente sobre la memoria, y cuando alguien hace eso y su memoria coincide aunque sea parcialmente con la tuya, la lectura es una gozada.
No, yo no viví en un pueblo como David, el protagonista de esta novela, ni mi madre fue una maestra, lo que hacía que la familia tuviese que cambiarse con frecuencia de localidad. Tampoco Madrid era un sueño, y, en cualquier caso, dentro de Madrid nunca pensamos en Leganés.
Sí conocí a una mujer como Emérita, a varias, aunque no con esa tragedia a sus espaldas pero sí con esa fuerza de mujeres de la tierra a la que ninguna de las niñas que después nos enamoraron podría aspirar.
Hice largos viajes en el coche de mis padres, sabiendo que el asiento de atrás era un territorio donde debían de caber todos los hijos, fuese cual fuese su número, y donde por supuesto no existían los cinturones de seguridad. Nunca recuperé la ilusión que me producía el Un, dos, tres. Compraba cromos.....
Y, como David ( ¿Pedro?) tengo la sensación de nunca haber agradecido lo suficiente aquella infancia tan alejada de los dramas reales, tan protegida.
Es ahí donde Los ingratos me envuelve. No sólo por la identificación, sino también por la mirada y la voz de Simón que es el niño de entonces, con distancia pero sin perder la inocencia. Con humor, sinceridad y ternura.
Me cuesta más el territorio del otro personaje, la historia de la mujer que, aunque está bien contada, me aleja de lo que me gusta. Creo que es un problema de perspectivas: la perspectiva de David niño es perfecta, tan delicada, que cualquier otra la rompe, tanto la de Emérita como la de David adulto.
De todas maneras, la evocación que siento en estas páginas, me impulsa a un viaje, precioso, al pasado. A esos lugares de la niñez y a la época en que debemos de aceptar el destierro. También a la nostalgia. Que pena que cuando te den un peine estés calvo. Que pena no poder volver y disfrutarlo de nuevo, sabiendo ahora que se nos estaba dando la oportunidad de habitar el paraíso. Y agradecerlo.
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Público
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