320 páginas
Disponible en ebook
Lo sabéis los que habéis consultado este blog en alguna ocasión: me encanta la novela negra. También la uso para desengrasar cuando la lectura anterior me ha exigido demasiado. En este caso, este era el objetivo. No conocía nada de Lippman y llegué a ella sólo siguiendo recomendaciones de suplementos culturales, a los que también soy un poco adicto. Y me he encontrado con una novela muy muy interesante.
En primer lugar, en lo que se refiere a personajes y líneas generales de la trama, la referencia de la autora es sin duda, James M Cain ( a quien además cita).
Hay una mujer que escapa de su marido para terminar en un pueblo perdido, trabajando de camarera de un local de carretera. Hay un detective que la persigue y que, como es previsible, se enamora, una historia que sólo puede terminar en tragedia. Hay hombres corruptos y avariciosos. Hay una constante intervención del destino.
Lo que hace singular la obra de Lippman es la forma de contarla:
Lo que sucede no es la acción o no la acción principal, esa se cuenta, o más bien se supone a medida que se va desvelando, porque la esencia de la novela es la trama de secretos y mentiras con la que se va tejiendo y que, desde el pasado, condiciona el presente y el futuro.
Y la estructura se conforma a base de capítulos herméticos que se van acumulando, como cajas que se colocan una encima de otra hasta componer una estructura completa y que, en su conjunto, nos hace verla de otra manera.
La narrativa es sobria, lo principal es dilucidar quien es esta mujer, Polly o Pauline, que hay de verdad en lo que cuenta y cuales son sus verdaderos sentimientos. Quizás no quede claro ni siquiera en el final, pero hasta llegar ahí, hasta ese sorprendente y hermoso epílogo, hemos recorrido un trayecto intelectualmente apasionante, tanto como lo son en muchas ocasiones las pasiones humanas.
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Público
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