CINE: HIERVE de Philip Barantini

UK 2021
Stephen Graham. Jason Flemyng. Ray Panthaki. Hanna Walters. Izuka Hoyle. Vinette Robinson. Lourdes Faberas. Malachi Kirby. Gary Lamont. Aine Rose Daly

Recuerdo hace unos años la versión teatral que Peris Menchetta presentó sobre La Cocina de Arnold Wesker. El texto del dramaturgo inglés mostraba la alienación de ciertos trabajos que implicaban jornadas tan mecánicas como agotadoras, puestos considerados menores en la escala pero que implicaban un estrés similar al de un agente de cambio y bolsa, El montaje de Menchetta, brutal, con un ritmo increíble, era capaz de trasladar toda la tensión al tiempo que dejaba asomar los filamentos de la intimidad de algunos de sus personajes.

Hierve está muy cercana a La Cocina, no sólo por la coincidencia laboral sino porque transmite esa misma sensación. 

Nos encontramos en un pequeño restaurante en Londres. Su chef está pasando por un mal momento personal y eso afecta al microcosmos que componen el grupo de trabajadores que hacen que cada noche el local salga adelante. Llegar al final sin sobresaltos es una carrera de obstáculos e, igual que sucedía en la obra teatral, cuesta imaginar que alguien pueda vivir así día tras día sin estallar.

El guion, meticuloso, consigue equilibrar las pequeñas historias dentro del conjunto. Pero lo que hace especial esta propuesta es la decisión del director de rodarla en un sólo plano, sin trampas. Ese ejercicio tan difícil como logrado, consigue trasladar a la perfección la presión del tiempo y la ansiedad por avanzar un metro más hacia la meta que supondrá terminar la noche.

Merecen un aplauso todos los actores que, en mayor o menos medida, contribuyen a que nada desentone en el conjunto. A la cabeza, Stephen Graham que, poco a poco, y a base de muchas series de televisión, se está convirtiendo en uno de los grandes.

Hierve es de todos modos más que un ejercicio de estilo. Es un chute de adrenalina perfectamente engrasado. Y de alguna manera cine político. Tan arriesgada como conseguida. También algo para reflexionar y no precisamente en positivo, si siguen valiendo las mismas referencias de cuando Wesker escribió su texto y llevó a las tablas del teatro a quienes rara vez se dejaba ver. Sigue haciendo falta.

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