CINE: FUE LA MANO DE DIOS de Paolo Sorrentino

 

Italia 2021

Filippo Scotti. Toni Servillo. Luisa Ranieri. Teresa Saponangelo. Marlon Joubert. Lino Musella. Renato Carpentieri. Sofya Gershevich. Enzo Decaro. Massimiliano Gallo. Elizabetta Pedrazzi. Ciro Capano. Biagio Manna

Que difícil es captar la sensibilidad que se desarrolla en algunos en ese paso ligero y delicado que se produce entre el final de la infancia y el principio de la juventud, esa tierra de nadie donde el mayor peso es la ausencia, donde todo adquiere el tinte mágico de lo novedoso y el nostálgico de lo que se va. Cuantas veces se intenta en el cine, películas de iniciación, las llaman algunos pedantes, y que pocas veces se consigue transmitir de forma plena la poesía de sus imperfecciones, que pocos directores aceptan que nunca podrán captar de una forma plena la grandeza de esos sentimientos tan confusos.

Paolo Sorrentino lo hace en Fue la mano de Dios, una historia creo que contada con la generosidad de quien nos cuenta su propia experiencia de una forma transparente y con mucho de homenaje a esos seres imperfectos que conformaron su familia y le enseñaron lo que era la la felicidad de sentirse amado.

En La gran belleza ya había demostrado que era uno de los herederos avanzados de Fellini. Su capacidad para crear imágenes que parecen moverse entre la delicadeza y el exceso, entre lo increíble y la realidad. Aquí comienza en lo más alto, con una donna exuberante y un suceso que tiene mucho de cuento y de fantasía. Desde ahí, asistimos a una primera parte vital, brillante, casi musical en sus coreografías, divertida y plagada de ternura.

En su mitad, la narración se rompe. La tragedia oscurece la atmósfera dejando apuntes de sordidez y Fabetto entenderá que sus preocupaciones ya no pueden limitarse a saber si Maradona jugará en el Nápoles o a celebrar sus éxitos. Su vida va por otro camino y debe de buscarla, asumir la tristeza es sin duda una condición para alcanzar una felicidad que, a partir de entonces, será diferente, más compleja, pero posiblemente más rica o más madura. Aunque eso no implique en ningún caso, tener que renunciar a la fantasía. como nos deja claro el director en la última escena.

Me ha encantado Fue la mano de Dios, he sentido lo que se nos cuenta, lo he disfrutado y me ha emocionado, y me he sentido atrapado por sus imágenes y sus personajes. Es un cine hermoso, transparente y lúdico sin ser por ello falso o tramposo. Habla de la vida, aceptando que sólo podrá captar una parte de su inmensidad.

Una de esas veces en que el cine consigue la alquimia de la magia. Precioso homenaje a la memoria y a una forma de exprimir la existencia en el presente. Sorrentino nos ofrece su propio Amarcortd.

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