CINE: EL ÚLTIMO DUELO de Ridley Scott

 

USA 2021

Matt Damon. Adam Driver. Jodie Comer. Harriet Walker. Ben Afleck.

La estructura de esta historia contada en tres versiones, remite para todos los amantes del cine, de una forma muy clara, a Rashomon. Un mismo suceso desde tres perspectivas. En este caso, el hecho central es una violación, pero las narraciones abarcan espacios temporales más amplios, poniendo en contexto la situación.

En Francia, en plena Edad Media, nos encontramos con dos hombres, amigos en un principio pero rápidamente antagonistas, tanto por el diferente trato que reciben del conde a quien deben vasallaje, como por el carácter que cada uno va desarrollando. Uno, un vividor cínico y sin escrúpulos, otro un soldado machista y enganchado al concepto más podrido del honor. Una mujer, esposa del segundo y violada por el primero, será el detonante de ese duelo final a muerte.

Scott nunca había idealizado la historia, ni en la Conquista de América ni en las Cruzadas, pero creo que nunca había llegado a este nivel de crudeza. La Edad Media pudo ser cualquier cosa menos idílica, una época oscura que el director retrata con rigor. Y en el que es sorprendente, a ojos de hoy, el papel de la mujer, poco más que una pieza de ganado destinada a la cría y al silencio. Hasta que una de ellas decide hablar, ya que no nos olvidemos que la película está basada en un hecho real.

Por esas circunstancias y más en la época actual, la cinta se convierte en alegato feminista. Un contundente retrato de la vejación histórica de las mujeres y un reconocimiento de aquellas que fueron capaces de enfrentarse.

La película está bien escrita, los personajes están definidos con matices y la historia, pese a repetirse tres veces, se construye por capaz sin que parezca reiterativa. Pero en todas las películas de Scott, buscamos su traslación a la pantalla. El director en muchas ocasiones ha demostrado su capacidad de llenar la pantalla con una mirada única e impactante. Aquí está esa capacidad de gestionar el movimiento y las escenas difíciles, algo que se convierte en maestría en la resolución del duelo, pero también tiene la inteligencia de entender que, ante los fastuosos decorados naturales, no hace falta manipular la imagen sino dejar que trascienda su grandeza.

No sé porque parte de la crítica ha sido tan dura con El último duelo. Posiblemente tenga que ver con las expectativas de un director que nos regaló obras inolvidables, pero, sin ser una de ellas, esta es sin duda una buena película. Tensión, interés y belleza. Suficiente para que sus dos horas y media transcurran sin problemas.

Público 

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