12o páginas
Disponible en ebook.
Antes de escribir sobre este libro de relatos, he revisado mi comentario en este blog sobre Distancia de rescate, novela de esta autora que leí hace no mucho.
No la recuerdo narrativamente, más allá de que el tema central era la maternidad, pero sí recuerdo, y así lo recogía entonces, la sensación de hipnosis y de inquietud que me produjo.
Algo parecido me ocurre con estos siete cuentos. No puedo decir que se trate de pequeños atisbos de irrealidad, porque las referencias, los escenarios y sus personajes, son reconocibles, pero los comportamientos son lo que genera una sensación continuada de extrañamiento. De nuevo sentimos inquietud y sentimos algo cercano al miedo, no comprendemos lo que ocurre, más allá de saber que no es lo normal, por mucho que se escriba con la meticulosidad más propia del hiperrealismo.
La obra de Schweblin es al final una literatura formada de la mezcla de elementos que contrastan. Según dice Rodrigo Fresan en la contraportada, podemos pensar que en estos retazos se esconde la locura, es posible, pero es una locura que parece anidar en personas cuerdas. Otro contraste, otra razón para la inquietud.
Otro valor de este libro es lo compacto que resulta. Hablaba hace poco, al comentar La Claridad de Marcelo Lujan, sobre la diferencia entre un conjunto de relatos que funciona por acumulación y una propuesta integrada como ocurría con aquella y ocurre con esta. Aquí sólo hay uno de los cuentos, Un hombre sin suerte, que no encaja ( de hecho, en una nota se explica que se incorporó posteriormente. El resto me parecen prólogos y epílogos a La voz cavernaria, la narración más larga y más rica en ese planteamiento en el que se construye desde la ausencia y la confusión.
Leer a Schweblin, eso sí, no es sencillo. En ocasiones puede acercarse a lo artificial y a lo críptico, dos cosas que me gustan muy poco, pero siempre se queda al borde y, al tiempo, también roza la genialidad. Es la literatura como aventura, también como reto y en consecuencia como experiencia.
Una última referencia: cada vez me gustan más las pequeñas editoriales. En este caso, Páginas de Espuma, especializada en libros de relatos, con libros de muy cuidada edición y un catálogo de autores excelente. Bravo.
Público
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